
Neiva registra a la fecha más de 1.300 casos de dengue y dos muertes de menores
Autoridades en Neiva reportaron para la semana epidemiológica 33 un total de 1.351 casos entre probables y verificados, una cifra que si bien resulta preocupante, refleja un descenso frente a semanas anteriores gracias al esfuerzo articulado entre comunidad e instituciones locales.
Del total de reportes, 967 corresponden a pacientes sin signos de alarma, 334 a casos con signos de alarma y 46 catalogados como graves. La situación también deja un saldo doloroso, dos fallecimientos de menores relacionados con el virus, lo que mantiene en alerta a los equipos médicos y a los profesionales de salud pública.
La directora de Salud Pública, Katherine Bonilla Sánchez, explicó “la situación epidemiológica para dengue y fiebre con corte del 19 de agosto, tenemos un total de 1.351 casos confirmados. Decimos que obviamente todas las acciones que se han hecho de manera conjunta y articulada con el equipo y con cada una de las comunas, pues ha hecho que el dengue venga en deceso”.
Entre los grupos poblacionales más afectados continúan siendo los niños y niñas en primera infancia e infancia, lo que convierte el dengue en un riesgo adicional para la población más vulnerable.
De acuerdo con las autoridades, el trabajo articulado con líderes comunitarios, instituciones educativas y juntas de acción comunal ha permitido reforzar la pedagogía sobre las medidas preventivas.
“Afortunadamente no se nos ha presentado todavía el primer caso de fiebre amarilla, recordarle que la vacunación hace que podamos prevenir cualquier mortalidad y que esta fiebre amarilla se dispare en el municipio”, agregó la directora.
Las campañas de sensibilización han estado acompañadas de jornadas de fumigación, visitas casa a casa y recolección de objetos en desuso que acumulan agua y se convierten en criaderos del mosquito Aedes aegypti, transmisor del virus. Estas acciones, aunque básicas, han demostrado ser las más efectivas para cortar la cadena de transmisión.
La comunidad también ha jugado un papel decisivo, ya que en barrios donde anteriormente había resistencia a abrir las puertas a las brigadas de salud, hoy se reporta mayor receptividad. Los habitantes, conscientes del riesgo, han empezado a organizar mingas comunitarias para limpiar calles, parques y zonas comunes, lo que ha fortalecido el sentido de corresponsabilidad en la lucha contra el dengue.
“Recordar que nuestro equipo está en todas las comunas, que lavar albercas es lo más importante, no dejar ningún depósito de agua que pueda generar alguna pupa o alguna larva y que la responsabilidad de seguir disminuyendo estos casos es de toda la comunidad”, indicó Bonilla.
Por su parte, las instituciones educativas de la ciudad se han sumado a la estrategia con actividades pedagógicas dirigidas a estudiantes y padres de familia, con el fin de reforzar la importancia de la prevención desde temprana edad.
La Secretaría de Salud destacó que la educación en salud es uno de los pilares fundamentales para garantizar la sostenibilidad de los resultados.
El dengue, advierten, es una enfermedad cíclica que tiende a repuntar en temporadas de lluvias y altas temperaturas, condiciones que favorecen la reproducción del zancudo. Por ello, el llamado sigue siendo al autocuidado y a la vigilancia comunitaria para eliminar cualquier foco de riesgo.
“Medidas sencillas como lavar y cepillar tanques de almacenamiento de agua, mantener los patios limpios, eliminar llantas viejas, botellas y recipientes que acumulen agua, además de instalar mallas en ventanas y usar repelente, son acciones clave para proteger la salud individual y colectiva”, puntualizó la directora.
La lucha contra el dengue en Neiva aún no ha terminado, pero el descenso en los casos registrados en la semana 33 refleja que la unión entre instituciones y comunidad puede marcar la diferencia. El compromiso ciudadano, sumado a la labor constante de las autoridades sanitarias, permite vislumbrar un panorama más esperanzador en la batalla contra esta enfermedad que cada año pone a prueba la capacidad de respuesta del sistema de salud local.