zarigüeyas
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Suministrada Cortolima
5 Sep 2025 05:52 PM

SOS Marsupiales desplazados del Parque Centenario buscan refugio en viviendas aledañas

Tatty
Umaña G.
¿Dónde están los animalistas? ¡Dónde esta Cortolima? Residentes reportan llegada de especímenes con crías a sus viviendas

Los habitantes del sector aledaño al Parque Centenario de Ibagué enfrentan una situación inédita tras el inicio de las obras de remodelación del emblemático espacio verde. Zarigüeyas de diferentes edades han comenzado a refugiarse en las viviendas cercanas, generando preocupación entre los vecinos y cuestionamientos sobre la ausencia de medidas preventivas por parte de las autoridades ambientales para proteger la fauna nativa del parque antes del inicio de la intervención urbanística.

Testimonios revelan el drama de la fauna desplazada

Una habitante de la zona, con más de 50 años de residencia en el sector, describió la situación que vive actualmente en su hogar. Según su relato, han llegado dos zarigüeyas a su casa: una mediana y una grande que transportaba crías en su lomo. Los animales acceden a la vivienda a través del techo, presumiblemente buscando refugio en las cubiertas de las casas del conjunto residencial.

La testimoniante explicó que, aunque reconoce que los animales no son estéticamente atractivos, comprende que tienen hambre y están asustados por la invasión a su hábitat natural. Para evitar que los marsupiales ingresen al interior de su vivienda, la mujer ha optado por dejarles comida en la terraza, demostrando una actitud compasiva hacia estos especímenes desplazados.

Antonio, un asiduo visitante del Parque Centenario, relató su intervención para proteger a una zarigüeya grande que portaba bebés muy pequeños. Según su testimonio, logró evitar que otras personas mataran al animal, explicando que muchos ciudadanos las confunden con ratas debido a su apariencia física, desconociendo su verdadera naturaleza y función ecológica en el ecosistema urbano.

Cuestionamientos sobre la gestión ambiental previa

Los vecinos del sector han expresado sus inquietudes sobre la ausencia visible de funcionarios de Cortolima realizando censos o retirando especímenes antes del inicio de las obras de remodelación. Esta situación genera interrogantes sobre los protocolos ambientales que debieron implementarse para salvaguardar la fauna que tenía como hábitat el Parque Centenario.

La falta de acciones preventivas evidentes ha llevado a los residentes a cuestionar si se siguieron los procedimientos adecuados para garantizar la protección de los animales durante el proceso de intervención del espacio público. Esta preocupación se intensifica al observar el estrés y desorientación que manifiestan los marsupiales al buscar refugio en espacios no habituales para su supervivencia.

Marsupiales milenarios enfrentan el desarrollo urbano

Las zarigüeyas representan uno de los linajes más antiguos de América, con una historia evolutiva superior a los 70 millones de años. Estos marsupiales lograron sobrevivir a la extinción masiva que eliminó a los dinosaurios, demostrando una extraordinaria capacidad de adaptación a diferentes condiciones ambientales a lo largo de la historia natural del continente.

Cuando se sienten amenazadas, las zarigüeyas implementan una estrategia de supervivencia conocida como thanatosis o muerte simulada. Durante este estado defensivo, dejan de respirar, reducen significativamente su ritmo cardíaco y liberan un olor similar al de un cadáver para engañar a sus depredadores. Esta respuesta puede mantenerse hasta por cuatro horas, constituyendo una adaptación evolutiva extraordinaria.

Las zarigüeyas pertenecen a la familia Didelphidae y constituyen los únicos marsupiales nativos de América. A diferencia de los roedores con los que frecuentemente se les confunde, poseen características únicas que las distinguen claramente: las hembras transportan a sus crías en una bolsa marsupial similar a los canguros, y poseen un sistema inmunológico extraordinario que las hace resistentes a enfermedades como la rabia.

Beneficios ecológicos de las limpiadoras nocturnas

Estos marsupiales cumplen una función ecológica fundamental como controladoras naturales de plagas urbanas. Una sola zarigüeya puede consumir hasta 5.000 garrapatas durante una temporada, reduciendo significativamente el riesgo de transmisión de enfermedades como Lyme tanto en humanos como en animales domésticos.

Su dieta omnívora incluye una amplia variedad de invertebrados como insectos, arañas, escorpiones y crustáceos, además de pequeños roedores y serpientes. Las zarigüeyas poseen inmunidad natural contra ciertos tipos de venenos de serpientes y arañas, facilitando la depredación de estos animales y contribuyendo al equilibrio ecológico urbano.

Adicionalmente, consumen diversos tipos de frutas, convirtiéndose en dispersoras importantes de semillas en los ecosistemas donde habitan. Esta función resulta especialmente valiosa en entornos urbanos donde la vegetación enfrenta constantes presiones por el desarrollo inmobiliario y la contaminación ambiental.

Madres ejemplares del reino animal

Las crías de zarigüeya nacen con un tamaño similar al de un frijol y deben trepar hasta la bolsa marsupial materna, donde se alimentan durante varios meses. Posteriormente, los pequeños marsupiales viajan aferrados al lomo de su madre, quien les proporciona protección y enseñanza sobre técnicas de supervivencia urbana.

Generalmente, las zarigüeyas construyen sus propios nidos para el momento del parto, aunque ocasionalmente utilizan estructuras preexistentes que acondicionan con hojas secas, raíces o pasto. Durante períodos de escasez de recursos, algunas especies pueden entrar en letargo hasta que mejore la disponibilidad alimentaria en su territorio.

Aunque no poseen un sentido auditivo muy desarrollado, las zarigüeyas se comunican a través de diversos sonidos, especialmente entre madres y crías, así como durante procesos reproductivos. El olfato constituye otro sentido fundamental que utilizan para establecer comunicación intraespecífica y territorial.

Convivencia urbana y recomendaciones de manejo

Si una zarigüeya aparece en una vivienda, los expertos recomiendan mantener la calma y evitar cualquier acción violenta. Estos animales son naturalmente tímidos y solo se defienden cuando se sienten completamente acorralados por circunstancias amenazantes.

Las recomendaciones incluyen observar si el animal presenta heridas o transporta crías, alejar las mascotas para evitar confrontaciones innecesarias, y proporcionar una salida natural abriendo puertas o cercas. Si el animal no abandona el espacio voluntariamente, se puede colocar una caja oscura que le brinde seguridad temporal.

En casos donde el animal presente signos de peligro o lesiones, se debe contactar inmediatamente a las autoridades ambientales como Cortolima o la Policía Ambiental. Bajo ninguna circunstancia se debe intentar capturar o eliminar estos marsupiales, ya que cumplen funciones ecológicas vitales para el equilibrio urbano.

La situación actual en el Parque Centenario representa una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de implementar protocolos ambientales preventivos en proyectos de desarrollo urbano. La protección de especies nativas como las zarigüeyas no solo contribuye al equilibrio ecológico, sino que también demuestra el compromiso ciudadano con la conservación de la biodiversidad urbana ibaguereña. 

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Fuente
Alerta Tolima