
Durante tres días, Neiva se convirtió en la capital de la música sinfónica juvenil con la realización del X Festival Nacional Salesiano de Bandas Sinfónicas, un evento cargado de armonía, talento y memoria. El encuentro reunió a 12 agrupaciones provenientes de diversas regiones del país, incluyendo Cúcuta, Bucaramanga y Bogotá.
El evento, organizado por la comunidad salesiana, tuvo un componente especial este año, la conmemoración de los 80 años de presencia salesiana en Neiva y un sentido homenaje a la vida y obra del padre Andrés Rosa, una figura emblemática que marcó generaciones a través de su labor espiritual, educativa y social.
A través de la música, el festival no solo exaltó el talento artístico de niños y jóvenes, sino que también evocó el compromiso de esta comunidad con la formación integral de la juventud huilense.
Cada agrupación tuvo la oportunidad de mostrar su evolución musical, resultado del trabajo disciplinado y el acompañamiento pedagógico en sus instituciones. El acto inaugural estuvo lleno de alegría y solemnidad, con la presentación de las bandas anfitrionas y palabras emotivas de los organizadores, quienes destacaron el esfuerzo detrás de cada nota musical.
César Cano, coordinador inspectorial de las bandas sinfónicas salesianas en Colombia indicó que “12 bandas sinfónicas salesianas de nuestro país, nos reunimos en una fiesta salesiana, donde los niños, niñas y jóvenes comparten en fraternidad un mismo idioma es la música. Las actividades del festival estaban marcadas en la formación, evaluación y finalizó con un gran concierto con 400 jóvenes”.
El evento también incluyó espacios pedagógicos, talleres de técnica musical, ensayos conjuntos y actividades culturales que fortalecieron los lazos entre los participantes y consolidaron una verdadera red nacional de músicos juveniles formados bajo el espíritu salesiano.
Uno de los momentos más significativos del festival fue el homenaje al padre Andrés Rosa, cuya vida estuvo dedicada al servicio pastoral y al desarrollo de proyectos educativos en Neiva. Su legado fue recordado con aplausos, música y palabras sentidas que destacaron su papel como guía espiritual, defensor de los derechos de la niñez y promotor del arte como herramienta de transformación social.
“La banda sinfónica salesiana de Neiva se reunieron con los jóvenes donde les enseñaban sobre la música y los instrumentos como el oboe, el fagot, la trompeta, en la percusión, y también sobre la importante del padre Andrés Rosa porque fue un salesiano que daba el mensaje de cristo a toda la humanidad”, agregó Cano.
La clausura del festival fue un espectáculo de emociones, un gran concierto sinfónico en el que todas las agrupaciones se unieron para interpretar piezas seleccionadas que reflejaron la unión, la excelencia artística y el espíritu salesiano. Fue un cierre cargado de emoción, donde se entregaron reconocimientos a los participantes y se reafirmó el compromiso de seguir fortaleciendo esta tradición musical en el país.
El X Festival Nacional Salesiano de Bandas Sinfónicas dejó claro que la música es un puente que une generaciones, territorios y sueños. En Neiva, no solo resonaron trompetas, clarinetes, flautas y tambores, también lo hicieron la esperanza, la memoria y el arte como legado vivo de una comunidad que, desde hace 80 años en Neiva, sigue creyendo en los jóvenes y en su poder transformador.