Cárcel de Rivera (Huila) registra 12 casos de tuberculosis y hacinamiento superior al 100%
El centro penitenciario de Rivera atraviesa una delicada crisis sanitaria y de hacinamiento que preocupa a las autoridades locales y al Ministerio Público. Actualmente, el establecimiento alberga a más de 1.400 personas privadas de la libertad, a pesar de que su capacidad real está entre 980 y 1.000 internos.
La situación representa una sobrepoblación superior al 100%, lo que ha dificultado el acceso a servicios básicos de salud, el control de enfermedades contagiosas y la garantía de condiciones dignas dentro del penal.
El problema se agrava con la detección de 12 casos confirmados de tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente los pulmones y que se propaga con facilidad en espacios cerrados, mal ventilados y con alta concentración de personas.
“El centro penitenciario está presentando, algunos brotes a personas con enfermedad respiratoria, especialmente hablando de tuberculosis. Se determinó la necesidad de hacer una insistencia, ellos no operan con EPS, sino que operan con un prestador que lo administra la previsora, y en ese sentido se va a requerir a esta institución para que hagan un mayor acompañamiento a la parte directiva del establecimiento penitenciario y carcelario”, indicó el personero de Neiva Jerson Bastidas.
A pesar de las recomendaciones médicas, algunos internos han manifestado su negativa a recibir tratamiento por temor a ser aislados o perder sus visitas familiares. Esta situación ha generado preocupación entre las autoridades, ya que podría haber subregistros de casos y una expansión silenciosa de la enfermedad dentro del penal.
“Se está exigiendo que toda persona remitida a ese centro carcelario tienen que tener una prueba PCR que desvirtúe la presencia de enfermedades como la tuberculosis. Esto es una exigencia, según la secretaria de salud, que está por fuera del protocolo nacional emitido por el Ministerio de Salud, toda vez que solamente se deben exigir estas pruebas a quienes presentan síntomas, no a toda la población en general. Hay dificultades en el ingreso de nuevas personas a este centro de reclusión”, agregó el personero.
Por su parte, la Secretaría de Salud aclaró que la exigencia de pruebas diagnósticas para todos los nuevos ingresos al penal no está contemplada dentro del protocolo nacional establecido por el Ministerio de Salud, el cual solo ordena pruebas a personas con síntomas respiratorios evidentes.
La tuberculosis es una enfermedad curable, pero su tratamiento requiere disciplina y constancia durante varios meses. En contextos penitenciarios, las condiciones de hacinamiento, la falta de ventilación y la limitada atención médica hacen que el control de la enfermedad sea mucho más complejo.
De acuerdo con las autoridades de salud, se busca garantizar que los internos con diagnóstico positivo reciban los medicamentos necesarios y permanezcan bajo supervisión, sin vulnerar sus derechos fundamentales ni interrumpir el contacto con sus familias.
El caso del centro penitenciario de Rivera refleja una problemática estructural del sistema carcelario colombiano, donde la sobrepoblación y las condiciones precarias de infraestructura afectan no solo la salud de los internos, sino también la del personal de custodia y administrativo.
“Es fundamental proteger la salud de quienes están privados de la libertad, sin excepción. La dignidad humana debe prevalecer en todo momento”, concluyó el personero.