10 Abr 2017 09:15 AM

La viga en el ojo propio

Alerta
Tolima

Recuerdo muy bien que trabajando para el Gobierno nacional, tuvimos que hacerle frente a una ola invernal que generó afectaciones en Ibagué a familias ubicadas en los barrios Combeima, El Bosque, Baltazar, Eduardo Santos y San José.

Junto a los gobiernos Departamental y Municipal de la época, así como la Corporación Autónoma Regional, Cruz Roja, Defensa Civil, Bomberos, Fuerza Pública, entre otras entidades, se montó un puesto de mando unificado.

Se trabajó arduamente para atender la emergencia, cientos de familias fueron reubicadas, primero de manera temporal, y después en forma definitiva. Para ello, se otorgaron subsidios de arrendamiento, así como de vivienda. El objetivo: que los afectados no continuaran poniendo en peligro sus vidas.

Hace unos días visité el Barrio Combeima. Allí se puede hablar sobre muchas cosas, eso sí, independientemente de que la conversación dure cinco minutos o dos horas, hay un tema que es imprescindible tocar: la preocupación por parte de los vecinos del lugar por el riesgo en que se encuentran.

Y es que cuando se observan las edificaciones ubicadas en el área de influencia de la Clínica Tolima, pero no desde la Carrera Primera, sino desde el Barrio Combeima, así no se sepa nada de ingeniería, arquitectura, Urbanismo o medio ambiente, el solo instinto de supervivencia hace prender las alarmas.

No se trata de ser fatalistas, ni mucho menos, pero se necesita actuar. Lo ocurrido en Mocoa ha despertado la solidaridad de todos los colombianos, pero también tiene que ser un llamado al orden en materia de planeación urbana y gestión del riesgo.

Siempre se ha demostrado que el dinero que se invierte en prevención es muy inferior al que se necesita para atender un desastre. Pero cuando nos salimos del escenario económico y vamos a la parte humana la situación es todavía mas grave. Evidentemente, a la hora de salvar vidas no hay segundas oportunidades.

El barrio Combeima es solo un ejemplo de varios que tiene la ciudad de Ibagué, es imperativo tomar medidas a tiempo.

Por supuesto que da alegría pasar por El Limón, La Cima, La Ceibita, El Nuevo Combeima, en las Comunas Siete y Ocho y ver que todo el esfuerzo hecho en su momento para que más de tres mil familias fueran reubicadas de manera definitiva valió la pena. Sin embargo, existe otra realidad, la de aquellos que aún viven en zonas de riesgo.

Semana Santa para la reflexión y para que, a propósito de ese pasaje bíblico que habla de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio nos pongamos las pilas con la gestión el riesgo en nuestra otrora ‘Tierrita Firme’.