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Laura Inés Castro - imagen de archivo
19 Abr 2017 07:24 AM

El funcionario público nace bueno, pero los ciudadanos lo corrompen, según el Pacto por la Transparencia

Alerta
Tolima

Para Jean-Jacques Rousseau en su obra el Contrato Social (1762),  el hombre nace bueno y la sociedad lo  corrompe, por eso resulta propicio  encajarlo dentro de los cuatro  postulados que pregona el Pacto por la Transparencia que se firmó ayer en inmediaciones de la Alcaldía Municipal de la ciudad, porque jamás pensó el señor Rousseau que después de 255 años las cosas cambiarían tan drásticamente.

Se le pide al ciudadano común y corriente; jure y firme que “no ofrecerá dádivas a los funcionarios públicos para obtener beneficios en trámites o servicios”, pero si es al contrario son ellos los que le piden a los ciudadanos  dinero por hacer algún trámite, incluso en este gobierno que se proclamó ejercería con cero corrupción, no ha escapado a los escándalos originados por  funcionarios cercanos al mandatario, porque al parecer, cobran por lograr una cita con el burgomaestre. Los (as) más aventajados hacen trámites moviendo el pesado aparato  estatal y después descaradamente cobran por los servicios tramitados, sintiendo que ese cobro no está tocando las arcas del estado, porque el usuario que está pagando, recibe a cambio un gran beneficio para seguir con su proyecto o asunto que generalmente es de grandes proporciones.

Ya es normal oír hablar de candidaturas al interior de la administración y para eso se necesitan  recursos, mejor dicho desde ya encampañados. ¿Qué tal la excusa?

No saltar el conducto regular para diligenciar un trámite en las diferentes dependencias de la administración municipal.- Si algo predomina dentro de los funcionarios públicos es el amiguismo y compadrazgo, para ellos sus amigos y cercanos están primero, eso se puede comprobar en las oficinas donde se expiden los recibos del impuesto predial, donde el vigilante entrega una ficha a los usuarios, y cuando no es que se cae el sistema, es que las que atienden están despachando los pedidos internos de los amigos y conocidos o los favores a los concejales. Por eso el último en recibir atención es el pobre ciudadano que espera su turno, esa es una muestra, así puede estar ocurriendo   en las demás dependencias.

No ejercer el tráfico de influencias ante las autoridades públicas, ese cursito va para los líderes comunales y los concejales que en su gran mayoría les toca acudir a esta odiosa práctica, por la arrogancia y prepotencia de muchos funcionarios que no atienden en debida forma, son antipáticos y no conocen los mandamientos del servicio al cliente y cuando se utiliza el tráfico de influencia para acceder a ellos, sienten la sensación del poder y la importancia. Triste pero así es.

Dar ejemplo a las futuras generaciones con comportamiento transparente hacia la sociedad. Este es para todos.

Por eso el Pacto de Transparencia necesita una sensibilización e introspección desde muy adentro tanto del sector público como del sector privado. No vayamos lejos,  las grandes multinacionales que coimean todo el tiempo tienen código de ética y transparencia y resulta un canto a la bandera.

Ahora bien, si es para combatir la corrupción es preciso que los entes de control sean los primeros en jurar y firmar  estos pactos por la transparencia, porque  su ineficacia y malos resultados,  son directamente proporcionales a los índices de corrupción que permean todos los ámbitos de la sociedad, convirtiéndose en uno de los peores males que padece Colombia.

Por ahora, estos eventos no pasan de ser actos simbólicos para distraernos, porque aún estamos lejos, muy lejos de una sociedad transparente y seria en sus gestiones y ejecuciones públicas que involucran  los manejos de recursos del Estado.

 

Punto Final: El pico y placa para motos en Ibagué no necesita mucho análisis, eso lo sabe hasta el Renegado. Es una decisión para ya, si se quieren seguir mostrando resultados en  movilidad y seguridad.