Comunidades indigenas- Cortolima
Comunidades indigenas- Cortolima
Cortolima
15 Jun 2025 08:44 AM

Cortolima invierte cifra histórica para proteger territorios ancestrales del Tolima

Tatty
Umaña G.
Cortolima invierte más de $7.500 millones desde 2020 en restauración ecológica y proyectos ambientales con comunidades indígenas tolimenses.

En los vastos territorios tolimenses donde la sabiduría ancestral se encuentra con la urgencia ambiental contemporánea, la Corporación Autónoma Regional del Tolima ha materializado una de las inversiones más significativas de su historia para fortalecer el trabajo conjunto con las comunidades indígenas. Esta alianza estratégica representa un modelo de conservación que reconoce a los pueblos originarios como guardianes naturales de los ecosistemas.

Una apuesta histórica por la conservación

Desde 2020, bajo la dirección de Olga Lucía Alfonso, Cortolima ha canalizado más de $7.500 millones en acciones integrales que abarcan desde la restauración ecológica hasta la mitigación del cambio climático. Esta cifra no solo representa una inversión económica sin precedentes, sino que constituye un reconocimiento institucional del papel fundamental que desempeñan las comunidades indígenas en la protección ambiental.

La estrategia adoptada por la corporación trasciende el simple apoyo financiero para convertirse en una alianza que busca potenciar los saberes ancestrales mientras se atienden las necesidades contemporáneas de conservación. Este enfoque integral reconoce que la sostenibilidad ambiental debe construirse desde la unión entre la institucionalidad y las comunidades que históricamente han habitado y protegido estos territorios.

Restauración ecológica y seguridad hídrica

Las acciones de restauración ecológica han encontrado en los municipios de Ortega, Natagaima, Prado y Coyaima escenarios estratégicos para su implementación. La intervención en predios de alto valor ambiental busca simultáneamente recuperar ecosistemas degradados, impulsar la reforestación protectora y fortalecer la economía de familias campesinas e indígenas.

Esta triple función demuestra cómo los proyectos ambientales pueden generar beneficios múltiples cuando se diseñan con una visión integral del territorio y sus habitantes.

La construcción de reservorios de aguas lluvias representa una respuesta directa a los desafíos climáticos que enfrentan las comunidades indígenas. En los resguardos de Natagaima, específicamente en Nataroco y Mercadillo, así como en Coyaima, en Chenche Zaragoza y Mesa de San Juan, y en Ortega, en Balsillas y Palermo, estas infraestructuras garantizan el abastecimiento hídrico para actividades productivas esenciales.

El aumento de temperaturas y la reducción de fuentes hídricas naturales han convertido estos reservorios en elementos fundamentales para la resiliencia de comunidades que dependen del agua para el riego de cultivos y actividades ganaderas. La estrategia demuestra cómo la adaptación al cambio climático puede implementarse de manera efectiva cuando se comprenden las necesidades específicas de cada territorio.

Educación ambiental con perspectiva ancestral

La implementación de procesos de gestión socioambiental se ha extendido a diez municipios tolimenses: Purificación, Natagaima, Coyaima, Ortega, San Antonio, Coello, Planadas, Rioblanco, Ataco y El Espinal. Estos procesos se orientan específicamente al fortalecimiento organizativo de los pueblos indígenas mediante talleres, entrega de insumos y ejercicios de apropiación del conocimiento ambiental.

La metodología empleada reconoce que la educación ambiental debe partir de las cosmovisiones propias de cada pueblo, integrando el conocimiento científico con la sabiduría tradicional.

La formulación y actualización de los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (Procedas) en Coyaima, Natagaima, San Antonio y Prado se fundamenta en la cosmovisión del pueblo pijao. Esta aproximación culturalmente pertinente garantiza que los proyectos ambientales no solo sean técnicamente viables, sino que también sean apropiados y sostenibles desde la perspectiva de las comunidades beneficiarias.

El establecimiento de un semillero de liderazgo ambiental y organizativo con enfoque ancestral en ocho municipios busca garantizar la continuidad generacional de los procesos de conservación, formando nuevos líderes que combinen el conocimiento ancestral con herramientas contemporáneas de gestión ambiental.

Tecnologías limpias para la adaptación climática

La respuesta de Cortolima a los efectos del cambio climático incluye la implementación de tecnologías apropiadas que respetan las dinámicas culturales de las comunidades indígenas. La construcción de estufas ecoeficientes, acompañada de la entrega de huertos dendroenergéticos con 100 plántulas por familia, contribuye simultáneamente a reducir la tala de árboles y mejorar la calidad del aire en los hogares rurales.

Esta estrategia demuestra cómo las soluciones ambientales pueden integrarse de manera armónica con las prácticas cotidianas de las comunidades, generando beneficios inmediatos y de largo plazo.

En Ortega, la construcción de 100 huertas caseras fortalece la seguridad alimentaria mientras promueve la producción agroecológica y sostenible. Estas iniciativas no solo contribuyen a la diversificación de la dieta familiar, sino que también reducen la dependencia de alimentos externos y fortalecen las prácticas agrícolas tradicionales.

Sistemas integrales de manejo de recursos

La instalación de Sistemas de Tratamiento de Aguas Residuales (STAR) representa una innovación tecnológica que permite tratar las aguas negras para su posterior uso agrícola, evitando su vertimiento directo en ríos y quebradas. Esta tecnología demuestra cómo es posible convertir un problema ambiental en una oportunidad productiva.

El proyecto 'Cosecha de Agua, Agua para vivir' ha transformado las condiciones de vida en las comunidades indígenas de Pocharco, Chenche Socorro Los Guayabos y Chenche Buenos Aires, ubicadas en Natagaima y Coyaima. Gracias a esta iniciativa, estas comunidades cuentan ahora con sistemas de recolección y almacenamiento de agua lluvia para uso doméstico, cultivos y consumo animal.

Esta infraestructura ha mejorado significativamente la resiliencia de las comunidades frente a la variabilidad climática, proporcionándoles mayor autonomía en el manejo de sus recursos hídricos.

Un modelo de gestión participativa

La estrategia implementada por Cortolima trasciende el modelo tradicional de intervención institucional para adoptar un enfoque participativo que reconoce a las comunidades indígenas como socias estratégicas en la conservación ambiental. Esta aproximación se fundamenta en el entendimiento de que los pueblos originarios han desarrollado durante siglos sistemas de manejo ambiental que han demostrado su efectividad.

La inversión de más de $7.500 millones no solo representa un compromiso económico, sino que constituye un reconocimiento del valor de los saberes ancestrales y su potencial para contribuir a la sostenibilidad ambiental. Este modelo puede servir como referencia para otras regiones del país donde la conservación ambiental debe articularse con el respeto por los derechos territoriales y culturales de los pueblos indígenas.

Impactos territoriales y proyección futura

Los resultados obtenidos en los diferentes municipios beneficiarios demuestran que la articulación entre la institucionalidad ambiental y las comunidades indígenas puede generar transformaciones significativas en los territorios. La restauración de ecosistemas degradados, el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y hídrica, y la implementación de tecnologías limpias configuran un panorama de desarrollo sostenible.

La experiencia desarrollada por Cortolima en el Tolima demuestra que la protección ambiental más efectiva surge cuando se reconoce y potencia el papel de las comunidades como guardianes naturales de los ecosistemas. Esta lección trasciende lo local para convertirse en un aporte al debate nacional sobre modelos de conservación participativa.

Reflexiones sobre la sostenibilidad territorial

La inversión histórica realizada por Cortolima representa más que una suma de proyectos ambientales: constituye una apuesta integral por un modelo de desarrollo que armoniza la conservación ambiental con el bienestar de las comunidades y el respeto por los saberes ancestrales.

Los territorios indígenas del Tolima se han convertido en laboratorios de sostenibilidad donde la tradición y la innovación se encuentran para enfrentar los desafíos ambientales contemporáneos. Esta experiencia ofrece lecciones valiosas sobre cómo construir alianzas duraderas entre las instituciones y las comunidades para la protección de los recursos naturales.

La consolidación de esta alianza entre Cortolima y las comunidades indígenas reafirma que la sostenibilidad se construye desde la unión entre la institucionalidad y las comunidades, potenciando los saberes ancestrales como fundamento de un futuro ambientalmente viable. En un contexto de crisis climática global, experiencias como esta demuestran que las soluciones más efectivas emergen cuando se combinan el conocimiento científico con la sabiduría tradicional de quienes han cohabitado armoniosamente con la naturaleza durante generaciones.

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Fuente
Alerta Tolima