Cajamarca se la juega por la ciencia para salvar a la arracacha y diversificar el campo
Cajamarca se la juega por la ciencia para salvar a la arracacha y diversificar el campo
Suministrada
21 Ago 2025 01:52 PM

Cajamarca se la juega por la ciencia para salvar a la arracacha y diversificar el campo

Laura Daniela
Reyes Martínez
Productores enfrentan cambios con un plan que mezcla ciencia, innovación y mercado.

La crisis de la arracacha en Cajamarca, cultivo emblemático de la región, ha encendido las alarmas entre los campesinos y productores que dependen de este tubérculo para su sustento. Con los precios en caída y un mercado saturado, la Gobernación del Tolima, Cortolima, la Universidad del Tolima y la Alcaldía de Cajamarca decidieron dar un paso al frente y apostar por un proyecto ambicioso: usar la ciencia y la tecnología como motor para diversificar y modernizar la economía agrícola local.

El anuncio se dio en medio de un ambiente de expectativa. No se trata de una iniciativa más: los aliados quieren que Cajamarca deje de depender exclusivamente de la arracacha y abra el camino hacia cultivos con mayor valor en el mercado nacional e internacional, como el café especial y el frijol tecnificado, sin abandonar del todo el producto insignia de la zona, al que también buscan darle un giro industrial.

La situación de los arracacheros es crítica. Los precios no compensan el esfuerzo y muchos campesinos sienten que ya no pueden sostenerse. Por eso este proyecto es tan importante, porque es la oportunidad de pensar el campo de otra manera”, explicó Juan Camilo García, director de Desarrollo Agropecuario del Tolima, en diálogo con este medio.

Un plan con tres apuestas clave

La hoja de ruta de este megaproyecto se centra en tres líneas estratégicas que, según sus gestores, pueden marcar un antes y un después para el municipio:

  • Producción de cafés especiales: Cajamarca tiene un terreno privilegiado para cultivar café de altura. La apuesta es tecnificar procesos, capacitar a los caficultores y abrir puertas en nichos de mercado que pagan precios mucho más altos por un grano de calidad premium.

  • Tecnificación del frijol: Se introducirá tecnología agrícola avanzada para mejorar los rendimientos y calidad del frijol, un producto que puede convertirse en otra fuente sólida de ingresos para los campesinos.

  • Agroindustrialización de la arracacha: El objetivo no es abandonar este cultivo, sino transformarlo. Con procesos de agregación de valor, la arracacha puede dejar de ser solo un tubérculo fresco en la plaza de mercado y convertirse en harinas, snacks o insumos para la industria alimenticia, con mayor potencial de comercialización.

Ciencia para cambiar el campo

La palabra que más se repite en las conversaciones sobre este proyecto es innovación. No se trata solo de sembrar diferente, sino de pensar diferente. “El campo necesita dejar de producir en piloto automático. Queremos que nuestros campesinos tengan acceso a investigación, a formación técnica y a mercados reales. Esa es la única forma de que el trabajo agrícola se traduzca en bienestar”, agregó García.

El papel de la Universidad del Tolima será vital. Desde allí se desarrollarán investigaciones aplicadas para adaptar tecnologías a la realidad local. Cortolima, por su parte, garantizará que todo el proceso tenga un componente de sostenibilidad ambiental, un aspecto clave en un municipio que convive con ecosistemas frágiles.

Cajamarca busca futuro

En las veredas ya se siente la mezcla de preocupación y esperanza. Productores como Luis Alberto Chacón, quien lleva más de 20 años cultivando arracacha, reconocen que “la situación no da para más”, pero también admiten que cambiar no es sencillo. “Uno ya tiene la tierra acostumbrada a un cultivo, pero si hay apoyo, capacitación y sobre todo mercado, pues toca arriesgarse”, dijo.

El gran reto será que el proyecto no se quede en promesas, algo a lo que los campesinos están acostumbrados. En el pasado, Cajamarca ha sido escenario de iniciativas que no pasaron de los anuncios. La diferencia, aseguran los impulsores, es que esta vez hay alianzas fuertes y recursos comprometidos para dar resultados concretos en el corto plazo.

Mientras tanto, la expectativa crece. Cajamarca no quiere que la arracacha, símbolo de su identidad, se convierta en un lastre económico. Tampoco quiere seguir dependiendo de precios inciertos y mercados cerrados. Lo que busca es un modelo agrícola más diverso, competitivo y sostenible, capaz de asegurar un futuro digno para miles de familias campesinas.

Lo cierto es que, en tiempos en que el agro colombiano enfrenta presiones por el cambio climático, la competencia internacional y la falta de relevo generacional en el campo, la ciencia y la innovación parecen ser la última carta para que Cajamarca no se quede rezagada.

En palabras de García: “Este no es un proyecto de moda. Es una apuesta por la vida campesina, por su dignidad y por el futuro de Cajamarca”.

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Fuente
Alerta Tolima