
Según reportes del sector salud, en lo que va del año se han registrado cerca de 900 casos de violencia intrafamiliar en Neiva, de ese total, más de 600 casos involucran directamente a mujeres, muchas de ellas menores de 30 años, lo cual evidencia una tendencia creciente de agresiones hacia poblaciones vulnerables dentro de sus propios núcleos familiares.
Clara Eugenia Peña, secretaria de la Mujer, Infancia y Desarrollo Social, aseguró “se reconocen 900 casos aproximadamente en el marco de violencia intrafamiliar, donde se tiene que cerca de 670 son directamente a mujeres, lo que nos preocupa que hay un gran índice que afecta a la población juvenil”.
El sistema de salud es uno de los primeros en detectar estos casos, ya que muchas veces las víctimas llegan a hospitales o centros médicos con signos evidentes de agresión. Según los protocolos establecidos, la atención a estos casos debe iniciar con una valoración médica que determine el estado físico y emocional de la persona.
A partir de este primer paso, se activa una ruta de atención integral, la cual puede variar según la gravedad del caso, pero que siempre debe tener como prioridad la protección y restablecimiento de derechos de las víctimas.
“Por lo general todo debe ingresar por el sector salud, así sea psicológica, física o verbal, ya que cualquier tipo de violencia afecta las emociones del ser humano, desde allí se activa la ruta de atención, sin embargo si no se desea iniciar por el sector salud, se puede iniciar por la comisaría de familia más cercana o la casa empoderadora”, agregó la secretaria.
Estas rutas incluyen atención psicológica especializada, acompañamiento jurídico, seguimiento social y, en los casos más graves, traslado a casas de refugio u otras instituciones que garanticen la seguridad de la persona afectada.
La articulación entre el sector salud, la Secretaría de la Mujer, la Policía Nacional, la Fiscalía y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ha sido clave para abordar los casos de manera oportuna, aunque persisten retos importantes en materia de cobertura, recursos y formación del personal.
Uno de los desafíos más grandes es el subregistro. Las autoridades estiman que por cada caso reportado, pueden existir al menos tres que no se denuncian, ya sea por miedo, desconocimiento o dependencia económica y emocional hacia el agresor. Por ello, desde la administración municipal se han fortalecido las campañas de sensibilización para que más víctimas se animen a hablar, denunciar y buscar ayuda.
“La violencia intrafamiliar no es un problema privado, es una violación a los derechos humanos que debe ser enfrentada con contundencia por parte del Estado y la comunidad. No podemos seguir normalizando el maltrato en los hogares”, enfatizó Peña.
Además, se está trabajando en procesos formativos con agentes comunitarios, docentes, líderes barriales y personal de salud, con el fin de que reconozcan signos de alerta y sepan cómo actuar ante una posible situación de violencia. También se han implementado canales de atención telefónica y digital, disponibles las 24 horas, para ofrecer orientación inmediata.
“Muchas de las mujeres que están siendo víctimas de violencia no denuncian por miedo o porque dependen económicamente de esa persona, algo que pasa en las comunas más vulnerables de la ciudad como la 6, 9 y 10”, indicó la secretaria.
El camino hacia una ciudad libre de violencias de género dentro del hogar aún es largo y exige un compromiso constante desde todos los frentes. Mientras tanto, las cifras siguen siendo un llamado urgente a proteger la vida, la dignidad y el bienestar de quienes más lo necesitan.