Las fiestas y el turismo: el deterioro de la identidad ibaguereña
21 Sep 2019 08:12 PM

Las fiestas y el turismo: el deterioro de la identidad ibaguereña

Alerta
Tolima
Cultura se relaciona con los objetos y es un fenómeno del mundo; la hospitalidad se relaciona con la gente y es un fenómeno de la vida.

(Hannah Arendt)

Por: Fabian Zarta 

Quise empezar esta columna con una frase que convoca la materialidad de la cultura, con lo cual, no sólo se piensa en la celebración de eventos como hechos simbólicos para el territorio y sus pobladores; sino también, traen una serie de acciones y prácticas políticas lo cual las hace relevantes. Sin embargo, los hechos colaterales que traen este tipo de festividades desvían de forma intencional la mirada de los ciudadanos sobre las prácticas gubernamentales.

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Lo anterior, es un argumento que surge desde la experiencia que tuve durante el festival folclórico que se realiza año tras año en varios municipios en el departamento del Tolima; y que a mí consideración, es una de las etapas crecientes de la economía regional, como también su dinamización a diferentes escalas en sectores que se han venido reprimiendo poco a poco como la 19 y hasta la 15 de la 1ª hasta la 3ª del “centro” de la ciudad. Dicha experiencia, se trata nada más que de una conversación que tuve con unos sanandresanos que estaban bastante afligidos por que no conocieron nada de la ciudad más que los centros comerciales y los desfiles.

Hace unos años había escrito una columna en donde criticaba la forma estructural y sistemática de la cultura ibaguereña, mi argumento en ese entonces era que lo único que tenían por hacer los ciudadanos el fin de semana era ir hacia los centros comerciales, cuando existen diversas zonas culturales que podían enriquecer la apreciación sobre el arte producido en la región pijao. Sin embargo, después de este tiempo y la experiencia que he documentado, me dejó una profunda tristeza por esas personas que vienen de otras regiones y no pueden conocer los espacios que dan cuenta de “nuestra” cultura.

Pero más allá de mis emociones, esa conversación me produjo un sin sabor político y pena por lo cultural de nuestra región. Con ello, quiero decir, que en la práctica política se está evadiendo desde hace ya varios años “una preocupación por lo cultural”. Esto tiene consecuencias profundas sobre el reconocimiento nuestras prácticas culturales; como también, logra una desintegración identitaria que se ha ido perdiendo en el departamento. De allí, nacen señalamientos desde otros territorios, como por ejemplo que “a Ibagué se lo conoce solo por sus festividades y el guaro”. Entonces, la pregunta es: ¿queremos que nos conozcan solo por ser productores de aguardiente, parrandas colectivas?.

Sin lugar a duda, una de las “faltas políticas” que no es evidente durante las fiestas en junio y otras épocas de año pero que es tácito, es la falta de inversión al turismo en la región; y el ciudadano dirá, “pero se han hecho varios parques en la ciudad y monumentos…”. Esto es cierto, el actual alcalde y otros han conseguido varias estructuras, eso es algo básico que prometieron en sus planes de gobierno, que poco tiene que ver con la inversión para el desarrollo turístico de la ciudad; porque el turismo es otro tema que va ligado con el conocimiento de una cultura ancestral, ya sobre una población o comunidad mediante diferentes mecanismos (lugares, monumentos, estructuras, artesanías, gastronomías).

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Entonces, mi punto es: ¿Cuáles son las apuestas de gobierno local hacia el turismo que permitan construir en los visitantes una identidad sobre el ciudadano ibaguereño? Y ¿Cuál es el dispositivo metodológico para el conocimiento de la cultura ibaguereña mediante el turismo? Me atrevo tajantemente a decir que la respuesta a los cuestionamientos es negativa, lo afirmo desde mi experiencia como ciudadano; y la defensa aquí, no son las fiestas como lo dije antes, sino, la falta de las apuestas del gobierno por la construcción de unas identidades colectivas del habitante ibaguereño mediante una verdadera apuesta al turismo como eje central; sobre el cual, dicha identidad salte a la vista y que no tenga que ser descubierta por parte por el foráneo, como si la ciudad fuera un rompecabezas.

Esta última frase, aunque suene infantil, toma sentido cuando no se encuentra en la ciudad ni una sola zona en la cual uno sienta que se encuentra en El Tolima, esto mismo pasa, con la gastronomía, con los monumentos que son consumidos por las zonas deprimidas de Ibagué; aquí también entran las zonas históricas de la ciudad ¿Cuáles son?, Nadie sabe. Debido a ello, el territorio demanda una mirada política sobre la cultura (pero una verdadera) en la cual se logren centros construcción turística; en donde se piense como salvaguardar los histórico de nuestra región mediante acciones políticas materializadas, reales y efectivas con el único fin de fortalecer la figura identitaria de los tolimenses, esa que se ha ido deteriorando.