
El 16 de agosto de 2024 la calle 19 de Ibagué vivió una de las tragedias urbanas más graves de su historia reciente. Un incendio estructural consumió en pocas horas más de 20 locales comerciales entre las carreras cuarta y quinta, una de las zonas más activas de la ciudad. Las llamas no solo destruyeron establecimientos emblemáticos, sino que también dejaron a decenas de familias sin sustento, con pérdidas que los cálculos oficiales y periodísticos situaron por encima de los 6.000 millones de pesos.
Los bomberos y organismos de socorro trabajaron durante horas para contener la emergencia, pero el daño ya estaba hecho: supermercados, depósitos, mueblerías y carpinterías quedaron reducidos a cenizas. Muchos comerciantes, al ver el panorama, solo pudieron rescatar lo que llevaban puesto. La calle 19, conocida por ser un punto de encuentro comercial en pleno centro de Ibagué, quedó marcada por la devastación.
Un año de espera
Doce meses después de aquel siniestro, los comerciantes afectados finalmente reciben el apoyo económico prometido. Se trata de la entrega de capital semilla y recursos en especie, enmarcados en el Convenio 4264. El programa fue diseñado para priorizar a quienes estaban en mayor vulnerabilidad económica y social, y establece dos tipos de ayuda:
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7 millones de pesos en especie para los microempresarios.
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15 millones de pesos en especie para pequeños empresarios.
Los recursos no se entregan en efectivo sino en insumos, maquinaria, equipos y herramientas, con el propósito de que cada peso se refleje en la reactivación de los negocios. Además, se ofrece asistencia técnica y procesos de capacitación para que los comerciantes cuenten con herramientas de gestión y productividad que les permitan sostener su actividad.
Aunque en diciembre de 2024 se había hecho una entrega simbólica de cartas-cheque a diez empresarios —seis micro y cuatro pequeños—, lo cierto es que solo hasta ahora, un año después de la tragedia, los apoyos se concretan en materiales y equipos palpables. Para los comerciantes, esto significa la posibilidad de reiniciar, aunque reconocen que la espera fue demasiado larga.
Los beneficiarios
Los nombres de los beneficiados en esta etapa reflejan el golpe que sufrió la zona. Aparecen Supermercado Mercalíder – Depósito y Trilladora La Primavera, Proveedor de Tiendas Pipo S.A.S. – Almacén y Depósito Pipo, Muebles Carvajal, Distribuidora Surtimax S.A.S., Maderas y Rústicos Campos, Muebles Garzón Arte y Calidad, Fibras La Cuarta W y C, Depósito de Papá El Porvenir y Muebles y Carpintería Jhonson Rodríguez.
Cada uno perdió su lugar de trabajo en el incendio y ahora recibe insumos que representan, más que un alivio económico, una oportunidad de volver a levantar las persianas.
Voces y críticas
Sin embargo, más allá de los anuncios, los propios comerciantes recuerdan que un año de espera es un tiempo demasiado largo para quienes lo perdieron todo de un día para otro. En este lapso, muchos tuvieron que recurrir a préstamos, vender en la informalidad o incluso abandonar el comercio.
Algunos de los afectados aseguran que el dinero llega tarde para varios colegas que ya no pudieron sostenerse y optaron por buscar otras alternativas de vida. Otros, en cambio, celebran que al menos ahora cuentan con insumos concretos para reiniciar, aunque reconocen que la reconstrucción será lenta.
La deuda pendiente con la 19
La entrega de capital semilla marca un paso, pero los retos para la calle 19 siguen abiertos. La zona aún muestra cicatrices: locales destruidos, estructuras debilitadas y un panorama urbano que recuerda la tragedia. El comercio de la ciudad no ha logrado recuperar el dinamismo de antes y la incertidumbre persiste sobre las decisiones de reubicación y reconstrucción.
El verdadero desafío será comprobar si estos apoyos logran traducirse en reactivación real: negocios abiertos, empleos recuperados y familias con ingresos estables. Experiencias previas en otras ciudades han demostrado que los programas de entrega en especie funcionan si van acompañados de seguimiento transparente y metas claras de desempeño.
En conclusión
Un año después del incendio que marcó a la calle 19 de Ibagué, los comerciantes damnificados empiezan a recibir las ayudas prometidas. Los insumos y equipos, valorados en 7 y 15 millones de pesos, representan una oportunidad de renacer para negocios que quedaron en ruinas.
Pero la pregunta es inevitable: ¿habría sido diferente el panorama si la ayuda hubiese llegado antes? Lo cierto es que, para muchos, la espera significó pérdidas irreparables. Para otros, este es apenas el primer paso de un camino largo hacia la recuperación.
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