
Una jornada que invita a reflexionar, el próximo miércoles 17 de septiembre, Ibagué vivirá la segunda edición del Día sin carro y sin moto, una experiencia distinta que se extenderá desde las 6:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche. A diferencia de anteriores ocasiones, la medida será voluntaria, y más que imponer restricciones, busca motivar a la ciudadanía a reflexionar sobre la manera en que se mueve en la ciudad y cómo esas decisiones repercuten en el ambiente.
La verdad es que no se trata solo de apagar los motores por unas horas, sino de abrir un espacio de conversación sobre la movilidad que queremos para el futuro de la ciudad. La jornada es una especie de espejo colectivo: muestra lo que podríamos ganar si apostamos por hábitos más sostenibles.
Más allá de una restricción, un cambio cultural
La propuesta no pretende convertirse en una simple limitación al uso del vehículo particular. Lo que busca la Alcaldía es dar un paso hacia un cambio cultural que fomente la movilidad sostenible. La invitación es clara: explorar alternativas como la bicicleta, el transporte público o la caminata, entendiendo que esas elecciones cotidianas pueden convertirse en pequeñas acciones colectivas para construir una ciudad más limpia y segura.
En ese sentido, la medida se plantea como un experimento social. Al no ser obligatoria, la participación dependerá del compromiso y la conciencia de cada ciudadano. Y es que ahí está el verdadero desafío: pasar de la costumbre individual al compromiso compartido.
La voz oficial que inspira participación
El secretario de Movilidad, Ricardo Fabián Rodríguez, recalcó que la jornada tiene un enfoque pedagógico. Su mensaje es sencillo pero contundente: la mejor motivación para dejar el carro en casa no nace de una sanción, sino del deseo de aportar al bien común. Y es que, al final, la movilidad no es un asunto de semáforos o vías, sino de convivencia ciudadana.
Este tipo de declaraciones buscan sembrar una idea poderosa: cada persona tiene en sus manos la posibilidad de transformar el aire que respira y el nivel de ruido que soporta. Puede parecer un gesto pequeño, pero al multiplicarse por miles de habitantes, la diferencia se vuelve tangible.
Espacios pensados para el encuentro ciudadano
Uno de los puntos centrales de esta edición será la habilitación de una ciclovía en la carrera Quinta, desde la calle 60 hasta la 77 en sentido descendente. Este tramo se convertirá en un corredor para que quienes se animen a usar la bicicleta puedan hacerlo de manera cómoda y segura.
No se trata solo de pedalear: la ciclovía será también un espacio simbólico, un lugar donde los ciudadanos puedan experimentar cómo se siente recorrer la ciudad de una forma diferente. Imaginemos, por ejemplo, a familias completas transitando juntas, a estudiantes que deciden cambiar por un día su ruta habitual en bus por la bicicleta, o a adultos mayores caminando sin prisa, disfrutando de un aire menos cargado. Esa experiencia es la que busca dejar huella.
Actividades con un sello educativo y ambiental
La jornada no se limitará a los desplazamientos. También habrá actividades que refuercen el enfoque pedagógico, como la siembra de árboles y la feria de movilidad sostenible que se desarrollará en el Complejo Cultural Panóptico de 1:00 a 5:00 de la tarde.
Allí, expertos en movilidad, colectivos ciudadanos, entidades públicas y empresas privadas compartirán experiencias, propuestas y ejemplos de cómo moverse mejor en la ciudad. Y es que estas iniciativas, más allá de los discursos, funcionan como vitrinas vivas: muestran a la gente que hay opciones viables, seguras y hasta más económicas que depender del carro todos los días.
Un niño que planta un árbol, un ciclista que comparte su experiencia o una familia que asiste a la feria, todos ellos se convierten en piezas de un mismo rompecabezas: el de la conciencia ambiental que tanto necesita Ibagué.
Voluntario, pero con reglas que siguen vigentes
Aunque el Día sin carro y sin moto es voluntario, el pico y placa se mantendrá en su horario habitual. Ese día, los vehículos con placas terminadas en 4 y 5 deberán cumplir con la restricción establecida. Esta aclaración busca evitar confusiones y recordar que la medida voluntaria convive con la normativa que regula la movilidad diaria en la ciudad.
De esta manera, se busca equilibrio: por un lado, un llamado a la reflexión y, por el otro, la continuidad de una regulación que ayuda a ordenar el tráfico. La coexistencia de ambas medidas refleja que el cambio hacia una movilidad sostenible no puede darse de manera abrupta, sino progresiva.
Una apuesta por la sostenibilidad
Más allá de lo simbólico, esta jornada es un paso en el camino hacia una ciudad que entiende la movilidad como parte esencial de su futuro. Reducir el ruido, mejorar la calidad del aire y promover el bienestar colectivo son metas que no se logran en un solo día, pero que sí pueden empezar a construirse desde iniciativas como esta.
Es cierto que algunos ciudadanos pueden pensar que dejar el carro por un día no cambia nada. Sin embargo, estudios realizados en otras ciudades muestran que estas jornadas generan impactos inmediatos en la reducción de partículas contaminantes y niveles de ruido. Y, sobre todo, sirven como laboratorios urbanos: permiten observar cómo se comporta la ciudad sin la presencia dominante de los vehículos particulares.
El desafío de la participación
La verdadera pregunta, sin embargo, sigue siendo si la ciudadanía acogerá esta invitación con entusiasmo o si se quedará en un esfuerzo aislado de la Administración Municipal. La participación activa de conductores, ciclistas, peatones y familias completas será la clave para que el Día sin carro en Ibagué no se vea únicamente como un experimento, sino como el inicio de un nuevo hábito.
En otras ciudades del país, experiencias similares han demostrado que la constancia es fundamental. Bogotá, por ejemplo, lleva años celebrando su Día sin carro con alta participación ciudadana. En Medellín, los programas de ciclovías dominicales se convirtieron en parte de la identidad cultural. Ibagué, con su escala intermedia, tiene la oportunidad de adaptar esas experiencias y transformarlas en un modelo propio, ajustado a sus necesidades y a su realidad.
Una invitación que va más allá del transporte
El Día sin carro y sin moto también toca fibras más profundas. No se trata únicamente de movernos de un punto A a un punto B, sino de preguntarnos cómo queremos vivir la ciudad. ¿Queremos calles dominadas por el ruido de motores y el humo, o queremos espacios que inviten al encuentro, al deporte, al disfrute del aire libre?
La jornada es, en el fondo, una invitación a pensar en el futuro de Ibagué. Si la gente decide sumarse, aunque sea por unas horas, ya habrá dado un paso hacia ese ideal de ciudad más amable, donde la movilidad se entiende como un derecho compartido y no solo como una competencia por llegar primero.
Alerta Tolima te mantiene informado, tus comentarios, denuncias, historias son importantes para nosotros, conviértete en nuestros ojos donde la noticia se esté desarrollando, escríbenos al WhatsApp a través de este link
¿Quieres mantenerte informado? Agrégate a nuestro Grupo de Noticias haciendo clic aquí