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Esta es la historía de Halloween.
Hoy se celebra en todo el mundo la noche de Halloween, o como fue rebautizada en Colombia ‘El día de los Niños', una fiesta que se caracteriza por disfrazar a los más pequeños (y adultos también) de los personajes de la cultura pop y pedir dulces al son de rondas infantiles.
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Sin embargo, la ‘Noche de las Brujas’, como también se conoce, tiene profundos y antiguos orígenes en la Europa nórdica medieval, la cual se adoptó con mucha fuerza en Estados Unidos y de allí, gracias a la apropiación cultural se ha extendido por el mundo en las últimas décadas.
El origen de Halloween se remonta a los antiguos Celtas, quienes celebraban la Fiesta de Samhain, que conmemoraba el final del verano y la llegada del invierno, fecha que también marcaba el año nuevo en esta cultura.
En Samhain se tenían costumbres particulares, dado que los celtas creían que esa noche los espíritus podían cruzar al mundo de los vivos, razón por la cual se dejaba en la entrada de las casas ‘presentes’ como comida o frutas, para evitar que los espíritus malignos ingresaran a los hogares.
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Los niños, por su parte, pasaban casa a casa y recogían los ‘Presentes’ y los llevaban al bosque, donde los Druidas, (Sacerdotes de la cultura celtica) hacian ofrendas a los muertos, y en medio de los rituales realizaban sacrificios de animales, y en ocasiones, de personas.
Cuando los Romanos llegaron al norte de Europa, y luego de largas guerras conquistaron el territorio, prohibieron esta celebración, la cual desapareció hasta el siglo IV, cuando el Papá Bonifacio instauró el día 1 de noviembre como el “Día de todos los Santos”.
Sin embargo, Halloween no empezó a tomar forma sino hasta 1846, cuando se vivió una gigantesca migración de irlandeses católicos a Estados Unidos, los cuales tenían muy marcada en su idiosincrasia celta y católica y la celebración del Día de Todos Los Santos, los cuales tenían por costumbre adornar las casas con temáticas alusivas a fantasmas y espíritus.
Entre ellos, una de los adornos más usados eran el de Jack O´lanter, un borracho timador que consiguió embaucar en dos oportunidades al mismísimo Diablo, logrando que el demonio le prometiera que no lo recibiría en el infierno.
Cuando Jack murió, fue al cielo, pero dada su vida desordenada no pudo entrar al paraíso, por lo cual terminó en llegando por sus propios medios al inframundo, siendo recibido por el Diablo, quien al verlo se burla de él y le dice que no hay espacio para su alma en el infierno, lanzándole unos carbones encendidos para que vague por el mundo.
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Jack, desconsolado, toma los carbones y un nabo y hace una linterna, quedando como un alma en pena por el resto de la existencia.
Los irlandeses ponían las lámparas de Nabos, (O Jack o´Lanter) para “Espantar al Diablo”, pero, dado que en Estados Unidos no había muchos nabos, pero sí exceso de calabazas, decidieron utilizar esta fruta para crear las linternas.
En los últimos 40 años, y gracias a la globalización y conquista de la cultura gringa, se expandió por el mundo, llegando a todos los países de América.
