Ejército nacional
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14 Ene 2020 10:48 AM

Inteligencia del Ejército: de escándalo en escándalo

El año pasado se conoció que desde esa oficina se estaba orquestando una cacería de brujas para dar con militares informantes.

Inteligencia y contrainteligencia del Ejército Nacional de nuevo están en la lupa de las autoridades por supuestas irregularidades que se estarían dando desde esas unidades, en casos específicos y con órdenes que estarían por fuera de la ley. 

Y aunque actualmente se investigan supuestas interceptaciones ilegales a magistrados, periodistas y políticos, no es la primera denuncia que se conoce sobre las acciones que se estarían desarrollando esas unidades.

En el último año, uno de los nombres que más sonó fue el del general Eduardo Quirós, quién salió de la comandancia de contrainteligencia trasladado a unidad encargada de operaciones militares y asesoría al comando general, por denuncias que indicaban que estaba ofreciendo hasta 100 millones de pesos para identificar a militares que estarían entregando información a los medios comunicación. 

Dicha "persecución" o “Cacería de brujas” habría comenzado luego de que el diario The New York Times revelara las directrices de estímulos e incentivos por operaciones y muertos en combate que buscaba implantar el general Nicacio Martínez.

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Cuando se conoció la noticia, no fue retirado, pese al anuncio de la Procuraduría sobre una investigación en su contra por “presuntos actos de corrupción relacionados con la aparente exigencia u oferta de dineros para financiar viajes, expedir salvoconductos o identificar fuentes de información de los medios de comunicación", también se anunció investigaciones a otros generales: Adelmo Fajardo, segundo comandante del Ejército; y Jorge Horacio Romero, del comando de apoyo de Acción Integral. 

Tras el anuncio del ministerio Público, el general Quirós continuó en su puesto hasta final de año que se anunciaron nuevos cambios. En cuanto al segundo comandante, se conoció que en esa época pidió la baja. 

Sobre ese escándalo, el Ministerio de Defensa, en su momento, anunció una investigación de cuál hasta el momento sus resultados no han sido revelados. 

Otro escándalo afronta actualmente el Ejército Nacional debido a las chuzadas que se estarían dando en inteligencia militar a magistrados, periodistas y políticos; tema que ha puesto en duda las relaciones de la institución con grupos políticos como el Centro Democrático, ya que se conoció que la información de las interceptaciones estaría llegando a un dirigente de allí. 

Para intentar retomar el control y rumbo de las unidades más importantes del Ejército, se anunciaron cambios que según el mismo ministro de Defensa, aportarían a la transparencia institucional. 

Al Comandante del Comando de Inteligencia llegó el general General Mario González Lamprea y al comando de Apoyo de Combate de Contrainteligencia, el general Juan Huertas Herrera, recientemente ascendidos al grado de Brigadier General. 

Se pretende que desde esas oficinas se pueda esclarecer las responsabilidades de los encargados de los software de seguridad y seguimientos, junto a los papeles de uniformados que, según las revelaciones conocidas en las últimos días, estarían siguiendo a periodistas y haciendo presencia en sedes de medios de comunicación. 

Sobre los informantes; militares que entregaron información a medios de comunicación, se conoció que hasta el momento no han tenido repercusiones por lo sucedido. En la línea de investigación se plasma que deben contar su versión de los hechos. 

Sobre las interceptaciones el fiscal Fabio Espitia anunció investigaciones al general Nicacio Martínez. “Habrá primero que mirar cuáles son los sistemas que se utilizan, si se han utilizado. Cuáles son las labores y los resultados de esa auditoría interna para empezar a tomar una decisión”, aseguró.

Martínez, por su parte, aseguró que no ha cometido delitos y que no descarta que con el apoyo de otra entidad del Estado se hubieran hecho chuzadas. Recalcó que dichas acusaciones podrían provenir de denuncias que hizo por hechos de corrupción que conoció en el Ejército Nacional. 

El software ‘Hombre Invisible’, una de las herramientas destinadas a la inteligencia, y que habría sido utilizada por militares para chuzar ilegalmente, llegó al Ejército el pasado 14 de diciembre y su función principal, según indican desde allí, es dar con cabecillas de organizaciones ilegales.

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Según las políticas de la institución, en ningún caso, dichos equipos pueden ser usados por militares retirados, como al parecer venía sucediendo.