
Más de 20 familias y estudiantes cultivan alimentos con prácticas sostenibles en el desierto de La Tatacoa, Huila
En medio del sol ardiente y la aridez característica del desierto de La Tatacoa, una revolución silenciosa está germinando. No se trata de grandes maquinarias ni de megaproyectos turísticos, sino de semillas, abonos orgánicos y el compromiso de comunidades que han decidido transformar su forma de vivir y producir, en armonía con uno de los ecosistemas más amenazados del mundo el bosque seco tropical.
Gracias a los acuerdos de conservación promovidos por el Distrito Regional de Manejo Integrado La Tatacoa, familias campesinas y estudiantes han pasado de ver estas tierras como estériles, a reconocer su riqueza y potencial, con una huerta agroecológica que hoy les permite cultivar alimentos como tomate cherry, zanahoria, pimentón, arracacha, aguacate, plátano, yuca y cholupa.
“Todo esto lo he sembrado con mis manos, pero también con el acompañamiento de la CAM, que me dio las semillas, los árboles y las capacitaciones necesarias para hacer este sueño realidad”, cuenta Bernardo Cleves, agricultor de Villavieja. Antes solo tenía unas cuantas cabras y ovejas; hoy tiene una huerta que le devuelve la esperanza.
En el #desierto de La Tatacoa, más de 20 familias y estudiantes cultivan #alimentos con prácticas sostenibles para proteger el bosque seco tropical, gracias a acuerdos de conservación.
🎙️Informa la periodista Paula García. pic.twitter.com/NZZ7HrPsIz
— RCN Radio Neiva (@RCN1150Neiva) June 10, 2025
A pocos kilómetros, en la Institución Educativa San Alfonso, estudiantes y profesores también han asumido la misión de proteger la naturaleza a través de la producción sostenible. Allí, ocho hectáreas que antes eran potrero han sido transformadas en un laboratorio vivo de agroecología.
“Enseñamos a los jóvenes que se puede sembrar sin necesidad de químicos, usando abonos como la gallinaza y la cáscara de arroz, que benefician el suelo y no contaminan”, explica el profesor Marlio Piamba.
Los acuerdos de conservación impulsados por la CAM no se basan en promesas abstractas, sino en acciones concretas: entrega de insumos, semillas, formación y asistencia técnica a cambio de un compromiso real por conservar los suelos, la fauna, la flora y los recursos hídricos del área protegida.
Diego Perdomo Córdoba, profesional productivo del DRMI La Tatacoa: “Caracterizamos a las familias del área y desde ahí identificamos sus necesidades para crear proyectos productivos sostenibles que les mejoren la economía y garanticen la seguridad alimentaria”.
Lo que está ocurriendo en La Tatacoa es una historia de transformación, resiliencia y esperanza. Es la prueba de que sí se puede producir respetando la naturaleza., con huertas agroecológicas. No solo estarán cultivando alimentos, estarán sembrando vida en el desierto que también quiere florecer.
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