
Una tragedia ha estremecido a una familia huilense que hoy clama ayuda para repatriar el cuerpo de su ser querido. Luisa Fernanda Mosos Borrero, una mujer de 39 años oriunda de Neiva, fue hallada muerta en su apartamento en Adria, ciudad y sede episcopal en la región del Véneto, en el norte de Italia, en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.
Su fallecimiento ha dejado un profundo vacío en su familia, que lucha contra el tiempo, la burocracia y la falta de recursos económicos para traerla de vuelta a casa y darle una despedida digna.
Luisa Fernanda había emigrado hace ocho años a Europa con la esperanza de mejorar la calidad de vida de su mamá, Lucila Borrero, y de sus dos hijos, quienes permanecen en Colombia. Su sueño era comprar una casa para su familia y garantizarles un futuro más estable, un objetivo por el que trabajó incansablemente en el extranjero, a veces desempeñando hasta dos empleos. Sin embargo, ese anhelo quedó truncado por su repentina e inesperada partida.
“No sabemos nada de qué pasó, a nosotros nos llamaron y avisaron que estaba muerta. Ella se había ido hace 8 años para allá con el propósito de conseguir un sustento y mejor vida para sus hijos, conseguir una casita. Por allá vivió sola, trabajaba en lo que fuera, hasta que se consiguió una pareja, una supuesta DJ, vivieron un año, pero era tóxica ella con mi hija”, indicó Lucila.
La noticia de su muerte llegó como un golpe devastador para Lucila, quien se encontraba en Neiva, cuando recibió la llamada desde Italia. Desde entonces, su vida se ha convertido en una carrera contrarreloj para evitar que el cuerpo de su hija sea sepultado en una fosa común en un país extranjero, lejos de sus raíces y de su familia.
“Mi hija no era de pelea, pero la muchacha con la que vivía le ponía problema por todo, iba hasta al trabajo de ella a pelearle. A veces mi hija me llamaba de noche, a hablarme, me comentaba que esperaba que la mujer se durmiera porque habían peleado y era muy tóxica”, agregó la mamá.
Versiones preliminares entregadas por las autoridades italianas sugiere que la mujer se habría quitado la vida. No obstante, tanto familiares como amigos cercanos de Luisa Fernanda han manifestado dudas sobre esta hipótesis, pues alegan que mantenía una relación sentimental conflictiva y tensa con su actual pareja, situación que, según afirman, podría estar relacionada con su fallecimiento, piden se realice una investigación exhaustiva.
“Pedimos se investigue el caso, porque no sabemos exactamente qué pasó, sólo que tenemos 10 días para poder traerla o sino la dejan en una fosa común y no quiero eso, me tiene desesperada, no quiero dejarla botada por allá, sola”, compartió Lucila con angustia.
Mientras tanto, el cuerpo permanece en una morgue italiana. Las autoridades han dado un plazo de diez días para que su familia gestione la repatriación, de lo contrario, será enterrada en una fosa común, como ocurre con muchos migrantes cuyos cuerpos no son reclamados a tiempo. La repatriación tiene un alto costo económico que la familia, no puede asumir sola.
“Mi hija tenía dos hijos, un niño de 10 años el cual lo tienen los abuelos, ya que hace un año para la misma fecha murió también el papá, entonces está con psicólogo, y la niña de 18 años que está en Bogotá porque la tengo haciendo el curso de policía, está muy triste con esta situación”, expresó Lucila con nostalgia.
Asimismo, está tratando de enviar a una de sus nietas a Italia para que adelante los trámites correspondientes y pueda reclamar el cuerpo de su madre. Sin embargo, el proceso es complejo, costoso y requiere una serie de documentos, permisos y pagos que actualmente están fuera del alcance económico de la familia.
Desesperada y con el corazón roto, Lucila hace un llamado a la solidaridad del pueblo huilense y colombiano. Quienes deseen colaborar con esta causa pueden hacerlo a través de una donación al número Nequi 313 2791328, con lo que se espera reunir los recursos suficientes para cubrir los costos de traslado, trámites legales y el acompañamiento necesario en Italia.
“Tengo muchos recuerdos, cuando me llamaba a las 7:00 am a saludarme, yo le mandaba sus oraciones, siempre le escribía a mi hija los buenos días, buenas tardes y buenas noches, para saber cómo está, cómo había amanecido, le mandaba canciones, stikers, nunca la vi con tristeza de la vida, nos reíamos, hacía embarradas y yo le decía ‘usted es pero bruta hija’ y ella sólo se reía, éramos felices”, finalizó con un nudo en la garganta Lucila.
Esta historia pone de manifiesto no solo el drama que viven miles de migrantes que parten con sueños y esperanzas, sino también la soledad y el abandono al que muchas veces se enfrentan sus familias en momentos críticos. Hoy, la familia de Luisa Fernanda solo quiere poder darle el último adiós rodeada del amor de los suyos, en su tierra, como ella lo hubiera querido.