
Rifirrafe en la Asamblea del Tolima suspende debate de vigencias futuras
La política regional volvió a encenderse. Lo que debía ser una sesión extraordinaria de la Asamblea del Tolima destinada a analizar un proyecto de gran impacto financiero terminó abruptamente en medio de un rifirrafe político. El presidente de la corporación, Giovanny Molina, y la diputada Yully Porras de Yepes protagonizaron un enfrentamiento verbal que obligó a levantar la reunión sin que se avanzara en la discusión.
El episodio, ocurrido este lunes en la tarde, dejó en evidencia las fracturas y tensiones internas que atraviesan la Duma tolimense en un momento crucial para la planeación de recursos del departamento.
Un debate sobre el futuro financiero
La sesión había sido convocada para estudiar un proyecto de ordenanza que busca autorizar a la gobernadora del Tolima a comprometer vigencias futuras ordinarias de ejecución para el año 2026. Este tipo de proyectos son determinantes porque garantizan la disponibilidad de recursos más allá del actual gobierno, permitiendo que obras estratégicas y programas de largo plazo no queden en el aire al finalizar una administración.
En otras palabras, se trataba de un debate técnico pero con fuerte trasfondo político, pues las vigencias futuras comprometen al próximo gobierno departamental. Precisamente, esa importancia convirtió la sesión en un escenario de alta tensión.
El momento de la ruptura
Durante más de hora y media, los diputados discutieron los alcances del proyecto, hasta que la calma se rompió. La diputada Yully Porras pidió la palabra para responder a afirmaciones del diputado Reyes, asegurando que se le atribuían expresiones que nunca pronunció.
El presidente de la Duma, Giovanny Molina, consideró que no correspondía darle un nuevo turno. “Ya hemos dado la palabra tres veces y el reglamento es claro de que se trata de una intervención prorrogable. No estamos aprovechando el tiempo”, dijo con firmeza.
Porras replicó de inmediato: “El doctor Reyes aseguró algo que no dije yo”. Lo que parecía una diferencia menor pronto se convirtió en un cruce de recriminaciones, con intervenciones cada vez más subidas de tono.
La decisión de suspender
Ante el desorden en el recinto, Molina optó por levantar la sesión, decisión que justificó al asegurar que no existían las condiciones para continuar. “No hay orden suficiente para seguir con el debate”, anunció antes de dar por cerrada la discusión.
El ambiente quedó cargado de inconformidad. Mientras algunos diputados respaldaron la medida argumentando que el reglamento debía respetarse, otros consideraron que se trató de un cierre abrupto e innecesario que retrasará el análisis de un proyecto fundamental para el Tolima.
Más que un rifirrafe
Lo ocurrido no puede leerse únicamente como un pleito verbal. El trasfondo es mucho más profundo: la disputa revela la fragilidad de los consensos políticos en la Asamblea y la dificultad de mantener debates serenos cuando hay intereses estratégicos en juego.
El proyecto de vigencias futuras implica definir qué inversiones quedarán aseguradas hasta 2026, un aspecto que toca fibras sensibles porque impacta en infraestructura, programas sociales y compromisos financieros de la próxima administración. Por eso, cada intervención, cada turno y cada palabra cuentan dentro de un escenario donde los equilibrios de poder son frágiles.
Lo que está en juego
El episodio dejó en pausa una discusión crucial. Si la Asamblea no logra avanzar en la aprobación de la ordenanza, la gobernación podría quedarse sin herramientas para garantizar la continuidad de proyectos estratégicos.
La situación genera inquietud en sectores que reclaman mayor responsabilidad política. Para analistas locales, este tipo de rifirrafes desgastan la imagen de la corporación y retrasan decisiones clave para el departamento.
Próximos pasos
En los próximos días, la mesa directiva deberá reanudar la discusión en un nuevo escenario. La pregunta es si se podrá garantizar un ambiente de respeto que permita debatir de fondo el proyecto sin repetir el espectáculo de este lunes.
Por ahora, lo único cierto es que la Asamblea del Tolima enfrenta un reto doble: sacar adelante un proyecto estratégico para la planeación financiera del 2026 y, al mismo tiempo, recomponer la convivencia política dentro del recinto.
El rifirrafe entre Molina y Porras no solo se robó los titulares del día, sino que también envió un mensaje claro: las tensiones políticas seguirán marcando el pulso de la Duma en los meses que vienen.
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