
El municipio de Flandes, en el suroriente del Tolima, está en la mira de inversionistas internacionales. El aeropuerto Santiago Vila, que por años ha permanecido con un bajo nivel de operación, podría convertirse en un nuevo polo de desarrollo económico y turístico para la región, gracias a propuestas de capital privado que buscan reactivarlo.
En los últimos días se llevó a cabo una mesa de trabajo con empresarios de China, España y Estados Unidos, quienes exploraron posibilidades de inversión para poner en marcha un plan integral que modernice la terminal aérea y la convierta en un centro de carga, turismo y conexión estratégica en el país. La iniciativa fue acompañada por autoridades del sector aeronáutico y representantes del gobierno local, que ven en este proyecto la oportunidad de transformar la dinámica de Flandes y su área de influencia.
La ubicación privilegiada del aeropuerto es una de sus mayores ventajas. El Santiago Vila se encuentra a orillas del río Magdalena, con salida directa a la carretera nacional y a pocos minutos de Girardot e Ibagué, lo que lo convierte en un punto de conexión entre transporte aéreo, terrestre y fluvial. Además, hay proyecciones a futuro que contemplan incluso una articulación con corredores ferroviarios, lo que reforzaría su papel como nodo logístico.
El interés internacional no es gratuito. La región central del país demanda una infraestructura aérea sólida para el transporte de mercancías, especialmente productos agrícolas y de exportación. En este escenario, Flandes podría posicionarse como una alternativa a los aeropuertos de Bogotá y Cali, descongestionando operaciones y ofreciendo ventajas en costos y tiempos.
Más allá de la carga, el turismo también entra en juego. La zona cuenta con una amplia oferta de servicios hoteleros en Girardot, atractivo turístico consolidado del centro del país, y con la cercanía de Ibagué, reconocida como la “Ciudad Musical de Colombia”. Con un aeropuerto renovado y en plena operación, la llegada de turistas nacionales e internacionales podría multiplicarse, generando empleo directo e indirecto en sectores como hotelería, gastronomía, transporte y comercio.
El proyecto contempla no solo la adecuación de la terminal y su pista, sino también el desarrollo de infraestructura complementaria. Esto incluye bodegas para almacenamiento de carga, espacios para aerolíneas de bajo costo, zonas de servicios y, en el mediano plazo, la posibilidad de habilitar vuelos internacionales. Todo ello apunta a darle al Santiago Vila una vocación múltiple que lo distinga dentro del sistema aeroportuario colombiano.
El respaldo del sector privado es clave para sacar adelante la iniciativa. Los empresarios que llegaron hasta Flandes presentaron sus propuestas de inversión con la condición de contar con garantías jurídicas y acompañamiento estatal, factores que aseguren la viabilidad de la obra en el corto y mediano plazo. Para los expertos, el momento es propicio: la necesidad de infraestructura aeroportuaria en el país y la ubicación estratégica del Tolima hacen que el Santiago Vila sea un terreno fértil para negocios de largo aliento.
Si bien todavía no hay cifras oficiales sobre los montos de inversión, se espera que en los próximos meses se definan las primeras alianzas y compromisos concretos. Por ahora, lo que queda claro es que el aeropuerto de Flandes dejó de ser un sueño aplazado y empieza a tomar forma como un proyecto con eco internacional.
El impacto regional sería significativo. Con la operación de un aeropuerto de carga y turismo, el Tolima podría fortalecer su cadena agroindustrial, ampliar las oportunidades para los caficultores, exportadores de frutas y pequeños productores, y al mismo tiempo abrir las puertas a una nueva dinámica turística. En términos sociales, el proyecto promete cerrar brechas de conectividad, generar empleos directos en la construcción y operación de la terminal, y crear un efecto multiplicador en la economía local.
El reto, advierten analistas, está en pasar del entusiasmo a la acción. La voluntad política y la coordinación entre autoridades nacionales y locales serán determinantes para que el interés privado se convierta en obras concretas. De lograrse, el aeropuerto Santiago Vila podría entrar en una nueva etapa de su historia y consolidarse como la “Estrella de Oro de Colombia”, como ya empiezan a llamarlo en los escenarios de discusión.
Por ahora, la expectativa está puesta en los próximos pasos de los inversionistas y las decisiones que tome el Gobierno frente al futuro de esta terminal aérea. Lo cierto es que Flandes y el Tolima tienen ante sí una oportunidad histórica para reposicionarse en el panorama económico nacional e internacional.
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