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20 Mayo 2025 06:25 AM

La gravedad de una caída: un riesgo subestimado con consecuencias fatales

Tatty
Umaña G.
Las caídas son uno de los accidentes más comunes en la vida cotidiana y, sin embargo, suelen ser subestimadas por la población general.

A menudo, las caídas, se consideran percances menores, simples tropiezos o resbalones, pero en la práctica médica se ha demostrado que pueden tener consecuencias devastadoras, incluso fatales.

Un ejemplo reciente y estremecedor de esta realidad es el caso de William Vélez, el empresario antioqueño sufrió un accidente el pasado viernes mientras acudía a una cita médica. Según relatos de allegados, Vélez ingresó al baño en medias, resbaló y sufrió un fuerte golpe en el cráneo. “Entró en medias al baño, se cayó y se golpeó la cabeza. Lo entraron a cirugía y no lograron recuperarlo”, comentó una fuente cercana a la familia.

Este tipo de accidentes, lejos de ser aislados, se presentan con alarmante frecuencia y afectan a personas de todas las edades, aunque con mayor gravedad en adultos mayores. Según datos del Instituto Nacional de Salud, las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones no intencionales, y cada año se registran más de 646.000 muertes por esta causa en el mundo. En Colombia, miles de personas ingresan anualmente a los servicios de urgencias por caídas, y muchas de ellas terminan en cuidados intensivos.

¿Por qué una caída puede ser mortal?

Las caídas pueden derivar en fracturas, traumatismos craneoencefálicos, lesiones medulares y hemorragias internas. El nivel de daño depende de factores como la altura desde la que se cae, la superficie de impacto, el estado de salud general del paciente y la rapidez con la que recibe atención médica.

Los traumatismos craneales son especialmente peligrosos. El golpe en la cabeza puede causar desde conmociones cerebrales hasta hemorragias intracraneales que requieren intervención quirúrgica urgente. Cuando el cerebro se golpea contra las paredes del cráneo, pueden romperse vasos sanguíneos, provocando acumulaciones de sangre que comprimen las estructuras cerebrales, afectando funciones vitales como la respiración, el ritmo cardíaco o la conciencia.

Este fue el caso de Vélez, cuya caída provocó una lesión tan severa que, pese a la intervención quirúrgica, no logró recuperarse.

Las estadísticas no mienten

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas mayores de 65 años tienen el mayor riesgo de sufrir una caída grave. En Colombia, el DANE ha reportado que aproximadamente el 30% de los adultos mayores sufre al menos una caída al año, y de estos, cerca del 20% requiere hospitalización.

Sin embargo, no solo los adultos mayores están en riesgo. Niños, personas con enfermedades neurológicas, problemas de visión, alteraciones del equilibrio o bajo consumo de nutrientes esenciales también forman parte de los grupos vulnerables. Incluso personas sanas, como Vélez, pueden verse sorprendidas por un resbalón en condiciones aparentemente seguras.

Factores de riesgo y prevención

Las causas más frecuentes de caídas incluyen pisos mojados, uso de calzado inadecuado (como medias sin antideslizante), falta de pasamanos en escaleras, iluminación deficiente, obstáculos en el suelo, y condiciones médicas como hipotensión, vértigo o efectos secundarios de medicamentos.

La prevención de caídas exige acciones tanto individuales como colectivas. A nivel personal, se recomienda:

  • Usar calzado antideslizante en el hogar, especialmente en superficies como baños y cocinas.
  • Instalar barras de apoyo y tapetes de goma en los baños.
  • Mantener los espacios bien iluminados y libres de obstáculos.
  • Realizar chequeos médicos periódicos para detectar problemas de visión o equilibrio.
  • Implementar rutinas de ejercicio que fortalezcan la musculatura y mejoren la coordinación.

En el entorno institucional, clínicas y hospitales deben asegurar que sus instalaciones cumplan con normas de seguridad que prevengan este tipo de accidentes. En el caso de Vélez, el uso de medias en un espacio húmedo sin las adecuadas condiciones de seguridad terminó en una tragedia evitable.

Las secuelas silenciosas

Cuando una caída no es mortal, aún puede dejar secuelas graves y duraderas: pérdida de movilidad, lesiones neurológicas, disminución en la calidad de vida y un miedo persistente que puede llevar al aislamiento y la depresión. En personas mayores, esto puede iniciar un círculo vicioso en el que el temor a una nueva caída reduce la actividad física, lo que a su vez disminuye la fuerza muscular y aumenta el riesgo de futuras caídas.

El caso de William Vélez debería ser un llamado de atención tanto para la ciudadanía como para las instituciones. La prevención de caídas no puede seguir siendo vista como un tema menor. Una simple caída puede cambiarlo todo: una vida activa, una familia, un proyecto empresarial. Un segundo de descuido puede ser suficiente para que una persona nunca vuelva a levantarse.

Un tema de salud pública

En resumen, la gravedad de una caída va más allá del golpe mismo. Afecta a la persona, su familia y su entorno. También genera una carga significativa para el sistema de salud, especialmente en términos de hospitalización, cirugías y rehabilitación. Es urgente que las políticas de salud pública incluyan programas educativos y preventivos sobre el tema, y que desde casa se generen hábitos seguros para reducir los riesgos.

Como sociedad, debemos dejar de subestimar lo que un resbalón puede causar. El impacto de una caída es muchas veces invisible hasta que ya es demasiado tarde.

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Fuente
Alerta Tolima