Jesús Santrich / Colprensa
La noche del sábado el INPEC regresó a Zeuxis Pausias Hernández Solarte, más conocido como Jesús Santrich, a las celdas de La Picota en Bogotá por orden del Ministerio de Justicia y luego de habérsele practicado un riguroso examen médico.
El jefe de la FARC permanecía recluido desde el 10 de mayo en la sede Caminos de Libertad, sector La Candelaria, bajo el alero de la Conferencia Episcopal.
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Tras el revuelo nacional que originó su primer traslado, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses certificó la semana anterior que el líder exguerrillero se encuentra en buen estado de salud.
Santrich había llegado a Caminos de Libertad por solicitud de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas luego de una huelga de hambre que se extendió por 31 días y que supuso un deterioro en su salud.
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Hernández Solarte fue detenido el pasado 9 de abril acusado de participar en una conspiración para el envío de diez toneladas de cocaína a Estados Unidos. La justicia norteamericana solicitó su extradición tras una investigación de la DEA.
El dirigente guerrillero arrancó una huelga de hambre desde el mismo momento de su aprensión que le ocasionó varias consecuencias médicas como la de la tarde del 26 de abril cuando obligó su traslado al Hospital El Tunal.
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Tras este incidente Jean Arnault, jefe de la Misión de Verificación de la ONU, solicitó al Gobierno el cambio del lugar de reclusión manifestando que así se podría suministrarle atenciones propias a su estado de salud.
Para avivar la polémica en este caso, el 17 de mayo, la JEP ordenó suspender el trámite de extradición a Estados Unidos Santrich, lo que fue interpretado por varios sectores como una extralimitación de competencias.
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La JEP interrumpirá ese trámite durante 120 días, tras los cuales decidirá si Santrich deberá ser remitido a la justicia ordinaria lo que conduciría a continuar con el proceso de extradición o por el contrario someterse a la justicia transicional establecida en los acuerdos de paz.
