
Cerca de 500 estudiantes de la Institución Educativa La Planta, ubicada en la vereda del mismo nombre en zona rural de Guadalupe, Huila, han tenido que suspender clases debido al riesgo inminente de deslizamientos de tierra y la posible caída de roca y un árbol sobre uno de los salones.
Desde hace más de ocho años, la comunidad educativa ha convivido con un riesgo latente de deslizamiento de tierra que amenaza las instalaciones del colegio, pero hasta ahora, las autoridades no han implementado una solución definitiva.
El panorama se ha agravado en las últimas semanas debido al debilitamiento del terreno por las lluvias constantes, lo que ha incrementado el riesgo de deslizamientos. A ello se suma la preocupación por un enorme árbol que podría caer en cualquier momento sobre uno de los salones de clases, emergencia por la que las actividades presenciales se han suspendido.
“El colegio está en una zona montañosa del municipio de Guadalupe, como en la ladera de una montaña, y tiene una zona aledaña a la infraestructura de la institución que está desprendiéndose y cayendo roca constantemente, y el último hecho es que uno de los árboles se desprendió y está a punto de caer sobre el techo de uno de los salones”, indicó Hugo Ernesto Calderón, rector de la I.E. La Planta.
La comunidad de la vereda La Planta ha sido insistente en su llamado, ya que no pueden seguir permitiendo que los estudiantes arriesguen su vida solo por ir a estudiar. Docentes, padres de familia y líderes comunitarios coinciden en que no se trata de una novedad, sino de un problema estructural que ha sido ignorado por años, a pesar de estar documentado y declarado como zona de alto riesgo.
“La problemática lleva más de 8 años declarado en zona de alto riesgo, se intentan hacer gestiones para trasladar el colegio pero hasta el momento no se ha podido. Esta sede es la principal, tiene 325 estudiantes de la jornada diurna y aproximadamente 100 estudiantes de la jornada nocturna, ahí permanecen 19 maestros, un directivo y dos administrativos”, agregó el rector.
Para evitar la interrupción total del calendario escolar, los docentes han implementado clases virtuales y el uso de cartillas físicas; sin embargo, esta medida no resulta efectiva para todos, pues muchas familias de la zona no tienen acceso a internet, computadores o dispositivos móviles, lo que limita seriamente la calidad del aprendizaje y profundiza la brecha educativa en las zonas rurales del Huila.
“En el momento tuvimos que suspender clases, estamos con la estrategia de ver clase virtual, ya que el riesgo aún está ahí, tengo entendido que habrá una jornada de trabajo entre la administración municipal y los bomberos para ver qué se puede hacer”, puntualizó el rector.
Asimismo, los padres de familia han sido enfáticos indicando que si no hay una solución efectiva antes del regreso de vacaciones, no permitirán que sus hijos retornen a clases presenciales. Consideran que no existen garantías mínimas para su seguridad, y que seguir aplazando decisiones pone en riesgo a toda la comunidad.
El caso de La Planta es solo un reflejo de la vulnerabilidad que enfrentan muchas instituciones educativas rurales del departamento, donde el abandono estatal, la falta de inversión en infraestructura y los efectos del cambio climático se cruzan para dejar a miles de estudiantes en condiciones precarias.
“El colegio lo cerraron, por lo que estamos haciendo los trabajos que nos dejan los docentes por medio de whatsapp para poder terminar este segundo periodo académico, lo malo es que hay algunos que no cuentan con internet, por lo que a ellos les toca ir hasta la institución donde los docentes les entregan las actividades, eso los atrasa”, indicó Juan Diego González Mota, personero estudiantil.
Y es que la comunidad del municipio de Guadalupe no pide solo una solución para este colegio en particular, sino para muchos otros que se encuentran la misma situación, la cual se agrava con la presencia de las lluvias en el departamento; la incertidumbre reina entre los estudiantes que ve cómo su derecho a la educación se aplaza indefinidamente.
“Lo que toca hacer es crear un nuevo colegio en otra parte, donde no haya riesgo para los estudiantes ni docentes, siempre nos dicen que tienen ya comprado el lote, pero desde la administración pasada, cuando el exalcalde dejó el cargo nos dimos cuenta que no había dejado nada, seguimos en lo mismo”, denunció el personero.
La educación no puede seguir dependiendo de la suerte ni de medidas improvisadas. Hoy más que nunca, se requiere acción institucional decidida, inversión y voluntad política para garantizar condiciones dignas, seguras y estables para en el desarrollo académico en el sector rural. La voz de La Planta exige ser escuchada.