¡Crisis del Deportivo Pereira! Sube la presión de la hinchada y está en riesgo el patrocinio de la Alcaldía

La afición del Deportivo Pereira ha pasado del silencio a la protesta activa con la ubicación de panfletos con mensajes como “el que no conoce su historia, está condenado a repetirla” y “VENTA O VENDETTA”, que ya aparecieron pegados en muros y postes tanto alrededor del Estadio Hernán Ramírez Villegas, como en otros puntos de Pereira. 

El mensaje es claro y contundente, los seguidores rojiamarillos señalan directamente al presidente Álvaro López como el principal culpable de la crisis institucional que atraviesa el club y acusan al dirigente de mirar hacia otro lado en medio del descalabro deportivo del equipo, mientras que la bomba de tiempo financiera está por estallar. 

Y es que hay que recordar que la situación económica del club es grave pues dos sanciones de la FIFA lo tienen impedido de fichar jugadores hasta por tres periodos, luego de deudas con los futbolistas Gonzalo Lencina y Lucas Serna, lo que reduce drásticamente sus opciones de recuperación futbolística.  

Sumado a esto, el plantel profesional reclamó la falta de pago de salarios, tanto que incluso se han negado a entrenar y durante los últimos dos encuentros por la Liga BetPlay Dimayor contra Águilas Doradas y Pasto, quienes saltaron al campo de juego fueron los integrantes de la plantilla sub-20. 

Para los seguidores del club, este no es un tema menor, la gloria deportiva de hace un par de años cuando consiguieron el título de la Liga y el equipo realizó una gran presentación a nivel continental en la Copa Libertadores, se está diluyendo ante sus ojos mientras la dirigencia parece no dar respuestas convincentes.  

Contexto histórico

La gestión del empresario Álvaro López Bedoya al frente del Deportivo Pereira ha estado marcada por polémicas decisiones y una crisis financiera persistente. Tras su transformación en sociedad anónima en 2011 y la consolidación de la familia López Bedoya como accionista mayoritaria, el club llegó a caer en quiebra en 2012 y vivió casi una década de liquidación. 

En 2022 el club fue devuelto a López Bedoya como principal acreedor, y en ese mismo año logró su primer título profesional y, en 2023, una memorable campaña en la Copa Libertadores le generó ingresos extraordinarios. Sin embargo, el despegue fue efímero, el club pasó de utilidades y cifras alentadoras en 2023 a pérdidas superiores a los $3.300 millones en 2024, y sus pasivos se dispararon de aproximadamente $4.660 millones a cerca de $25.000 millones en 2025.  

La dirección de López Bedoya es señalada como responsable del rápido deterioro, con los no pagos a jugadores, empleados, y embargos por deudas tributarias, repitiendo viejos patrones de crisis.