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7 Nov 2020 05:20 PM

Con acción de tutela buscan silenciar las campanas de una iglesia

Dolores de cabeza e insomnio, efectos que supuestamente el replique del campanario en Pensilvania, Caldas, le produce a la ciudadana.

La acción de tutela de la señora Mónica Alicia Aldana Lema, contra la Parroquia Nuestra Señora de Los Dolores ubicada en el municipio de Pensilvania oriente de Caldas, ha generado el rechazo entre la comunidad, que considera un patrimonio cultural el acto de sonar las campanas, cuando marcan la hora en punto o cuando se despide a un difunto.

Aunque se desconoce el lugar de procedencia de la señora Aldana Lema, si sabe que llegó hace dos meses al municipio caldense, del cual no es natural. Así lo dio a conocer el alcalde de esa localidad Jorge Orlando García Restrepo, al manifestar que, “ella es una persona que llegó de otro municipio, vive muy cerca de la iglesia y se sintió perturbada por el sonido de las campanas o no está acostumbrada. Pero consideramos que esta no es la vía judicial, ya que una acción de tutela es para proteger derechos fundamentales y aquí no se está vulnerando ningún derecho fundamental”. Le puede interesar. 

Cabe resaltar que la campana suenan tanto de día como de noche, sin embargo, a lo largo de la historia del municipio nadie se había quejado de la situación, hasta hace algunos días cuando la ciudadana puso en conocimiento del Juzgado Promiscuo Municipal de Pensilvania el caso.

Una vez se aceptó la acción de tutela, la gran mayoría de ciudadanos dieron a conocer su rechazo por la situación, hasta el punto de recoger firmas para evitar que la justicia favorezca el interés individual, como el de la ciudadana Mónica Alicia Aldana.

Ruben Darío López ciudadano del municipio de Pensilvania, es quien participa de la recolección y afirmó que, “cuando supimos lo que estaba pasando nos pusimos en la tarea de recolectar firmas, esperamos que sea entre las 2 mil 500 o 3 mil firmas, para evitar que se tenga en cuenta esa tutela que atenta contra la tradición del pueblo, ya que desde el año 1866 hay capilla en Pensilvania y desde ese entonces siempre han sonado las campanas. Solo dejaron de sonar durante cinco meses en medio de esta pandemia por las restricciones que hubo, de lo  contrario siempre se han escuchado”. Leer más 

Y es que en el documento que reposa en el juzgado encargado del caso, la accionante indica que el sonido de las campanas le producen dolor de cabeza, le generaban estrés, no la dejaban dormir y adicional a esto, le interrumpían el trabajo en casa; sin embargo, al momento de su declaración, no entregó ningún documento como certificado médico o profesional, que corroborara la queja.

El juzgado además, vinculó a la investigación a la Alcaldía de Pensilvania y a la Diócesis de La Dorada encargada de la parroquia, para que respondieran por los efectos medioambientales y religiosos respectivamente.

Por el momento, el alcalde Jorge Orlando García Restrepo, quien también rechazó el actuar de la ciudadana, manifestó que “las campanas son parte de la cultura y las costumbres, por lo que no estamos de acuerdo con que dejen de sonar y más porque a una sola persona le molestan; más cuando esto es un tema de costumbre, porque muchas personas aquí incluso, no perciben el sonido, por lo que consideramos que esto no causa ningún daño a la ciudadanía”. Le puede interesar 

Ciudadanos de Pensilvania pero residentes en otras partes de Colombia, como el señor Carlos Augusto Ospina Arango, también se han pronunciado por lo ocurrido en este municipio del oriente de    Caldas, y en este caso, hizo un escrito que se ha tomado los perfiles de las redes sociales en Pensilvania, y que ilustra el disgusto de sus habitantes por esta particular tutela, este es uno de los apartes del poema:

“Llegó a perturbar un pueblo, que la amparó con amor,

y como brusco traidor, quiere cambiar sus costumbres.

Sin saber que, en muchedumbre, saldremos hacer refriega,

para defender aquella, sonora torre de Dios.

Pues nos marcó con amor, desde la infancia feliz,

aunque también infeliz, a nuestros muertos lloró.

Los temblores informó y era también la sirena,

de un poblado en plena escena de nacer al esplendor”.

Por eso cuando hoy pretenden, sus cánticos enmudecer,

nos debemos oponer a semejante atropello.

Mostrando siempre, lo bello de un poblado grato y muy culto,

pero si es que no resulto, nada agradable al lector,

pido perdón con honor, humildad clara y piadosa

esperando que la cosa, se resuelva lo mejor.

Con respeto y con cariño, desde tierras muy lejanas,

esperando que, en mi pueblo… ¡Siempre suenen las campanas!

 

En los próximos días se conocerá  la decisión del Juzgado Promiscuo Municipal de Pensilvania, que estudia si efectivamente se vulneran los derechos de la ciudadana, o si se continúa con la costumbre que durante 154 años ha tenido este municipio caldense.  

Fuente
Sistema Integrado de Información