
El eco solemne de las campanas de la Catedral María Inmaculada de Ibagué anunció, en la mañana de este martes 12 de agosto de 2025, el inicio de una ceremonia cargada de sentimiento y simbolismo. La gobernadora del Tolima, Adriana Matiz, acompañada de líderes locales, familiares, amigos y ciudadanos de a pie, presidió una misa en memoria del senador Miguel Uribe Uribe, cuyo reciente fallecimiento ha dejado una profunda herida en el panorama político y social del país.
En un acto que trascendió los colores y credos políticos, la mandataria tolimense envió un mensaje contundente: la necesidad de dejar a un lado las banderas partidistas y construir un país desde la unidad y el respeto mutuo. Con voz serena pero firme, Matiz expresó: “Hoy el Tolima deja las banderas políticas a un lado y se une en torno a Miguel Uribe. Total, hoy no solamente el Tolima, sino toda Colombia tiene un gran dolor”.
El templo, colmado de fieles, se convirtió en un espacio donde la política se hizo a un lado para dar paso al reconocimiento humano, resaltando la trayectoria de un líder que, más allá de sus posturas, supo ganarse un lugar en la historia contemporánea del país. Los asistentes, visiblemente conmovidos, compartieron oraciones y recuerdos, mientras el aroma del incienso y las notas del coro envolvían el ambiente en un halo de recogimiento.
La gobernadora llamó a la reflexión colectiva. En sus palabras, subrayó que Colombia enfrenta un momento crucial, donde la polarización ha calado profundamente en las relaciones sociales y políticas. “El disenso es la fuerza y es el alma de la democracia, no es el enemigo”, afirmó, invitando a valorar la diversidad de ideas como un pilar fundamental para el desarrollo y la convivencia pacífica.
El legado de Miguel Uribe, quien dedicó gran parte de su vida al servicio público, fue recordado no solo por su carrera política, sino también por su carácter cercano, su firmeza en las convicciones y su capacidad de tender puentes en momentos de crisis. En su honor, la ceremonia no fue únicamente un acto de despedida, sino un compromiso público de seguir trabajando por un país más justo y menos dividido.
Entre los asistentes se encontraban autoridades municipales, congresistas, líderes comunitarios y representantes de distintos sectores sociales, todos unidos en una imagen poco frecuente en la política: adversarios históricos compartiendo un mismo banco, estrechando manos y, en algunos casos, compartiendo lágrimas. La misa se transformó en una postal de reconciliación, un recordatorio de que las diferencias políticas no deberían ser una barrera para el respeto y la solidaridad.
La gobernadora Matiz insistió en que la violencia política ha dejado heridas profundas que solo podrán sanar con gestos concretos de diálogo y tolerancia. En ese sentido, su mensaje buscó trascender el momento de duelo y convertirse en un llamado nacional. “Colombia necesita más puentes y menos muros. La memoria de Miguel nos obliga a ser mejores ciudadanos, mejores líderes y, sobre todo, mejores seres humanos”, sostuvo.
A lo largo de la ceremonia, se escucharon anécdotas y testimonios de personas que conocieron de cerca al senador Uribe. Muchos destacaron su capacidad para escuchar y su interés genuino en comprender los problemas de la gente, cualidades que, según ellos, hoy escasean en el mundo político. Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero también una lección sobre la importancia de ejercer el poder con humildad y compromiso.
Al finalizar la misa, el atrio de la catedral se llenó de abrazos, coronas de flores y aplausos que, más que un adiós, fueron un reconocimiento a una vida entregada al servicio público. En las escalinatas, ciudadanos anónimos levantaron pancartas con mensajes de gratitud y unidad, confirmando que el dolor colectivo puede, en ocasiones, ser la semilla de una nueva esperanza.
En este día, Ibagué no solo despidió a un líder político, sino que reafirmó la necesidad de reencontrarse como sociedad. El mensaje de Adriana Matiz resonó más allá de las paredes de la catedral: la democracia se fortalece con respeto, el país se reconstruye con unidad y la memoria de sus líderes vive en la voluntad de su gente.