Incendios en el Llano del Loco dejan devastación y exigen un esfuerzo extremo de los bomberos.
Incendios en el Llano del Loco dejan devastación y exigen un esfuerzo extremo de los bomberos.
Suministrada
2 Sep 2025 06:31 AM

Bomberos de Chaparral cargan agua al hombro para contener incendios forestales

Laura Daniela
Reyes Martínez
Incendios en el Llano del Loco dejan devastación y exigen un esfuerzo extremo de los bomberos.

En Chaparral, sur del Tolima, la comunidad y el Cuerpo de Bomberos viven días de tensión y arduo trabajo. Los incendios forestales no dan tregua, y en las últimas semanas han arrasado con más de 30 hectáreas de vegetación y fauna, principalmente en el sector conocido como Llano del Loco.

Lo dramático de la situación no es solo la magnitud del fuego, sino las condiciones en las que los bomberos deben actuar. En zonas de difícil acceso, donde los vehículos no pueden ingresar, los hombres del cuerpo de socorro han tenido que cargar agua al hombro, utilizando bombas de espalda, motobombas y tanques portátiles, para poder enfrentar las llamas. Una labor titánica que refleja las carencias logísticas, pero también la valentía y compromiso de quienes arriesgan su vida por salvar el entorno natural.

El subcomandante Edgar Figueroa explicó que la estación de Chaparral cuenta con once unidades, sin embargo, no todas pueden desplazarse al mismo tiempo: “De las once, debemos enviar al menos cinco a cada emergencia, mientras las demás permanecen en la base. No podemos dejar el municipio sin atención, porque en cualquier momento puede surgir otro incendio”, relató.

Este escenario ya se presentó días atrás, cuando se registraron dos emergencias simultáneas. En ese momento, el equipo de bomberos tuvo que dividirse, evidenciando las limitaciones humanas y técnicas a las que se enfrentan. El esfuerzo físico es enorme, pues cargar agua en recipientes durante largas caminatas bajo el sol, sumado al humo y las altas temperaturas, se convierte en una prueba de resistencia extrema.

Más allá de la labor heroica, la pregunta que se hacen los habitantes de Chaparral es: ¿qué origina estos incendios? El subcomandante Figueroa fue claro en señalar que, aunque no se tienen pruebas directas, la mayoría de conflagraciones son provocadas por acciones humanas. “Muchas veces son colillas de cigarrillo que la gente arroja al suelo sin apagarlas, quemas indebidas o simplemente descuidos. Un vidrio abandonado bajo estas temperaturas puede generar chispas y encender el monte”, explicó.

Estas causas, aparentemente pequeñas, terminan desencadenando emergencias de gran magnitud, que no solo destruyen hectáreas de bosque y fauna, sino que también ponen en riesgo viviendas, cultivos y hasta la vida de quienes intentan controlar el fuego.

La comunidad de Chaparral no ha permanecido indiferente. Pese al peligro, habitantes cercanos a las zonas afectadas han apoyado a los bomberos, cargando agua, brindando alimentos y facilitando el acceso a los terrenos. Este respaldo ha sido clave para avanzar en las labores de control, sobre todo en lugares donde las llamas se expanden con rapidez debido a la sequedad del terreno y el viento.

Sin embargo, la emergencia pone sobre la mesa un tema de fondo: la urgente necesidad de fortalecer la capacidad operativa de los cuerpos de bomberos en el sur del Tolima. Aunque los equipos hacen su mayor esfuerzo, la falta de vehículos especializados, de mayor número de unidades y de recursos limita la respuesta en un municipio que, por sus características geográficas, es altamente vulnerable a los incendios forestales.

En este contexto, la reflexión de las autoridades va más allá de la respuesta inmediata. La prevención se convierte en la principal herramienta. El llamado es constante: no arrojar basura en zonas boscosas, apagar bien las colillas de cigarrillo, evitar quemas para limpiar terrenos y ser conscientes de que una acción irresponsable puede desatar una tragedia ambiental.

Chaparral, como otros municipios del sur del Tolima, ha vivido históricamente las consecuencias de la temporada seca. Pero lo que preocupa a las autoridades es que, año tras año, la magnitud de los incendios crece, poniendo en jaque no solo los ecosistemas, sino también la seguridad de la población rural que depende de estos bosques para sus cultivos y su vida diaria.

Hoy, mientras el humo aún se siente en algunas veredas, la imagen de los bomberos cargando agua al hombro para apagar las llamas se convierte en símbolo de sacrificio y resistencia. Un esfuerzo que, si bien ha permitido contener emergencias, también deja claro que el problema de fondo es la falta de prevención y la necesidad de mayor apoyo institucional para garantizar la protección de los bosques tolimenses.

El municipio de Chaparral sigue en alerta, con la mirada puesta en el cielo y en el clima, esperando que las lluvias lleguen pronto. Mientras tanto, el mensaje de las autoridades y los bomberos se repite una y otra vez: la responsabilidad de cuidar el medio ambiente es de todos.

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Fuente
Alerta Tolima