
¿Alguna vez te han dicho que eres muy chismoso y lo has tomado como un defecto? Pues al parecer, esta práctica común en la sociedad tiene beneficios sorprendentes para la salud mental y emocional, según un estudio citado por el médico colombiano Rawdy Reales Ríos, reconocido por su contenido interactivo en redes sociales sobre temas de salud.
En uno de sus más recientes análisis, el Dr. Reales explicó los resultados de una investigación publicada en la revista Psiconeuroendocrinología, realizada por científicos de la Universidad de Paiva en Italia, donde se evaluó el comportamiento de personas que frecuentemente comparten chismes.
De acuerdo con el estudio, quienes hablan sobre la vida privada de otras personas, incluso sin su consentimiento, y lo hacen de manera detallada, presentan niveles más altos de oxitocina, conocida como la hormona del amor y el vínculo social. Además, tienen menores niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo cual se traduce en una sensación de mayor bienestar y felicidad.
“Es decir, cuando las personas chismosean, experimentan una descarga de sustancias que generan placer y reducen la ansiedad. Por eso muchos lo ven como una necesidad diaria, casi como una terapia”, explicó el médico.
Sin embargo, el Dr. Reales también hace una advertencia importante: no es lo mismo contar un chisme que inventarlo o difamar. Aquellos que exageran, manipulan o distorsionan la información pueden estar incurriendo en comportamientos perjudiciales tanto para su entorno como para sí mismos. “Una cosa es contar algo que sabes y otra muy diferente es causar daño con lo que dices. Eso ya no es salud mental, eso es irresponsabilidad”, agregó.
El análisis ha generado múltiples reacciones en redes sociales, donde usuarios se han identificado con la idea de que hablar sobre otros puede ser una forma de desahogo o entretenimiento. Otros, en cambio, critican que se justifique un comportamiento que puede fomentar conflictos y divisiones.
A pesar de las diferencias de opinión, la conclusión del estudio —y del Dr. Reales— es clara: el chisme, practicado con límites y sin malicia, puede ser un mecanismo natural de regulación emocional.
Este tipo de contenidos se han vuelto cada vez más populares, especialmente en plataformas como TikTok, Instagram y Facebook, donde el Dr. Rawdy Reales Ríos se ha posicionado como una voz confiable para traducir la ciencia médica en lenguaje sencillo y cercano.
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