12 Ene 2018 09:16 AM

La Ventana Indiscreta: Danza macabra del ELN, Coaliciones y 'Las Dos Gardenias' musicales y folclóricas del Tolima

Alerta
Tolima

Danza macabra del ELN

Cuando el tema político tiene, por la proximidad de las elecciones de marzo, una agenda intensa y múltiple, atractiva, para capturar por completo nuestra tarea de cronistas periodísticos, así como la inquietud alerta de los oyentes, no podemos, sin embargo, dejar de dar una opinión de lo que significa el ir y venir del proceso en suspenso de dialogo del gobierno con los voceros de la guerrilla del ELN.

Lo primero es que con la arremetida terrorista, bárbara y sangrienta de esta vieja guerrilla, fundada por el cura Pérez y el legendario Camilo Torres entre otros, y los ya conocidos impactos del accionar de las disidencias de las Farc que por la vía del negocio del narcotráfico se apartaron del acuerdo Santos-Timochenko, así como de la vigencia de otros grupos al margen de la ley, cometiendo todos los días graves delitos, atropellos contra la población civil y la sociedad toda, en distintas regiones de Colombia, nuestros compatriotas y la comunidad internacional están llegando a la conclusión , desacertada o no, que el 2018 se ha iniciado más cerca de la guerra que de la paz  pese a cuanto se dice en el costoso y estridente alud  publicitario del gobierno de turno, pagado con el dinero de los impuestos  de  los colombianos, y comprando, por esa vía, a los supuestos influenciadores de la actualidad.

Como si no aprendiéramos la lección de la historia pasada y de la reciente, con el largo, accidentado y costoso proceso de la Habana, se reincide en errores que pueden conducir a un nuevo fracaso. El ELN se inició como casi todas las guerrillas de los años sesenta en América Latina bajo el alero del ímpetu revolucionario, cargado de esencias políticas, con todo lo que significó para los jóvenes de aquella época el triunfo de Fidel Castro, el Che Guevara y su ascenso al poder en Cuba.

Con el correr de los años, y la ausencia de los lideres fundacionales, este grupo se dedicó a secuestrar, a volar oleoductos, arremetiendo contra los recursos naturales, a reclutar menores, a aliarse con sectores oscuros de la delincuencia común para financiar su accionar contra el estado. Era previsible que quisieran ocupar ahora los espacios y territorios que dejaron las Farc, y continuar en la danza macabra de la muerte, por un lado, y la farsa de hablar de paz y democracia en Quito por el otro. Es obvio que quieren más de lo que Santos les dio a las Farc, con el falso dilema: o nos dan todo lo que pedimos o no hay paz en Colombia.

Están sentados cómodamente, en la mesa de diálogo y son expertos en pararse de ella, varias veces, en sucesivos gobiernos, con la intención oculta de regresar sistemáticamente a las armas y a la guerra. Con el fin del cese al fuego demostraron que por la naturaleza misma de un grupo terrorista aún está intacta su enorme capacidad de daño, así algunos militares digan que es una guerrilla minúscula a la que pueden derrotar, fácilmente con las armas de un ejército moderno y poderoso, como el que hoy tenemos.

Lo mismo se dijo en España muchos años de ETA, cuando sabemos que, para hacer terrorismo, como ellos lo hacen se necesita solo la loca decisión de más de un osado protagonista. Los atentados de estos días muestran que aún el ELN tiene capacidad de inmenso daño a la sociedad, especialmente a las poblaciones alejadas y remotas. Claro que lo deseable sería la paz, pero no a cualquier precio, no sobre la base de darles todo lo que pidan, por encima de lo que se les dio a las Farc; hipotecando la ejecución fiscal de sucesivos gobiernos futuros.

La suspensión de los diálogos debe servir para que el gobierno, si se vuelve sensato, como Don Quijote, la víspera de morir, ponga nuevas y rigurosas condiciones a esta guerrilla si se quiere proseguir con dignidad este diálogo. Es elemental que, en la agonía de un gobierno, con los dramáticos niveles de impopularidad del Presidente Santos, el ELN prefiera ganar tiempo echando bala en Colombia y lengua en Quito, y esperar a ver quién gana la presidencia en mayo, para ahí sí, sentarse a negociar en serio. Las reacciones de Estados Unidos, de la ONU, de los diversos sectores de la política nacional en contra de las violentas acciones del ELN, nos enseñan que no hay ambiente aquí y ahora, para que ese diálogo tenga un destino positivo y cierto. Y por esa vía, que Santos entienda que en el lánguido atardecer de su gobierno no hay nada que hacer con el ELN.

De Coaliciones y Alianzas

Muchos analistas se sorprenden de lo que está ocurriendo con el ir y venir de las alianzas o coaliciones antes de las elecciones parlamentarias de marzo.

El deporte de discutir y pronosticar la política, a ratos no deja ver claras las realidades. No debe producir asombro la dificultad para concretar, antes de la elección de congreso, este tipo de entendimientos.

En la derecha, en la izquierda, en el centro, en los independientes, existe el mismo enredo. Mientras no se conozca el resultado de los comicios de marzo, todo está en el incierto terreno de la especulación arbitraria y de las cuestionadas encuestas que tanto se equivocan. El más reciente ejemplo es el de Chile. Solo sabiendo cual fue el fallo definitivo de los ciudadanos, eligiendo congreso, veremos con certeza como pueden ser las alianzas o coaliciones para la primera vuelta presidencial en mayo.

Esa "unión transitoria de personas o grupos políticos con un interés determinado", como las define el diccionario de la Real Academia de la lengua española, solo son viables sabiendo cada quien qué capital electoral tiene para negociar y pactar. Habrá muchos candidatos por firmas que persistan en ir solos a la primera vuelta conscientes de que no tienen opción posible de ganar, y sólo para negociar luego, prometiendo endosar sus votos a uno de los dos que pasen a la segunda vuelta.

Lo cierto es que solo en marzo, habrán de contarse los partidos, grupos y movimientos, con sus listas, y algunos de las firmas, con sus ambiciones desmedidas y sus fantasías, y fantasmas que, como no podrán elegir congresistas, tendrán que ir, fatalmente, a la primera vuelta, para no desaparecer del escenario político.

Habrá mucho de qué hablar en el inmediato futuro sobre estos temas tan atractivos a la gente en vísperas electorales, y acá, desde La Ventana Indiscreta los ventilaremos.

Coletilla. Las dos Gardenias

No se trata de evocar las estancias deliciosas en ese bar Bohemio, en la vieja Habana, donde tocaba su piano y cantaba su bolero predilecto esa gran artista Isolina Carrillo, ya fallecida. No. Aludimos con respeto, por tratarse de damas que lo merecen, a quienes manejan hace años a su talante y sin mayores controles, costosos eventos musicales en nuestra capital.

No son compositoras, ni intérpretes, tampoco expertas en administración, ni finanzas, sino entusiastas relacionistas empíricas de las organizaciones que ellas manejan, a su aire, como suelen decir los españoles. Y casi siempre con el apoyo cándido de los gobernantes de turno.

Confundir las instituciones con las personas que, por largo tiempo las manejan, es una práctica antipática y perniciosa. Quienes se adueñan de ellas, como un feudo propio, no alcanzan a medir el repudio de la gente que murmura, habla y critica, y va acumulando una justa inconformidad que, de salir a la superficie, puede convertirse, cualquier día en airada protesta.

El folklore es por esencia la sabiduría del pueblo, no de unas personas que convierten en coto privado las instituciones que manejan, relacionadas con el tema. La música también es patrimonio de todos, en esta la ciudad musical. Por ello, hay que defender a autores e intérpretes que mantienen viva, en difíciles y precarias condiciones económicas y personales, abandonados por el estado, nuestra orgullosa alma musical.

Las honras fúnebres del insigne compositor e intérprete, el genial Maestro Rodrigo Silva, sirvieron para demostrar el horrible contraste del tratamiento injusto que se le da nuestros grandes músicos en vida, y, los lamentos, los ditirambos y los oportunistas homenajes, en torno a su muerte. En otros tiempos, a nuestros músicos en Ibagué y en el Tolima, se les dieron vivienda, protección social, educación, salud y recreación para sus hijos.

Ahora, los recursos del estado y los privados son para el derroche de costosos eventos manejados sin control real, ni transparencia cierta y probada. Las? dos gardenias del festival folclórico y del Concurso Príncipes de la Canción.

La ciudadanía quiere recuperar para la sociedad civil, las comunas, los artistas y los músicos, estos eventos que se mueven, en gran proporción con dineros públicos. Quiere dejar de comparar con desdén y desilusión, la proyección y magnitud de eventos similares en otras regiones. Ojalá, ?las dos gardenias Morera y García, rindan cuentas claras sobre sus manejos, y actividades, y permitan que se abran las puertas de la renovación, y a la participación de los verdaderos dolientes, en los organismos que dominan, y faciliten el escrutinio de la ciudadanía, y la mirada severa de los órganos de control, sobre sus cuentas de atrás y de ahora, para que haya transparencia.

Es un gesto que está pidiendo a gritos la gente común. Ellas tienen la palabra, y cuando hablen la opinión podrá juzgarlas, imparcialmente.

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