4 Jul 2017 07:35 AM

Socio del Club Campestre cuenta detalles de la gresca de San Pedro

Alerta
Tolima

Un conocido socio titular de la Corporación Club Campestre de Ibagué le escribió una nota a RubénDaríoCorrea.com, por correo electrónico, a raíz del artículo que publicamos ayer sobre una monumental pelea que se produjo al caer la tarde del domingo al interior de la Institución.

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En el escrito, el afiliado que solicitó mantener su identidad en reserva, revela varias situaciones puntuales del fuerte altercado que se produjo en la celebración sampedrina.

El texto, en su integralidad, es el siguiente:

“Rubén Darío, te escribo esta carta para ampliar lo que contaste en la nota no sin antes decirte que estabas bien encaminado en las versiones pero hay que hacer algunas precisiones.

Para empezar decirte quienes son las personas que se enfrentaron. Por un lado estaba Rafael Hernando Herrera Contreras accionista y gerente de la mina El Gran Porvenir del Líbano.

Por el otro Óscar Mariño y Andrés Eduardo Cuenca Vera. Éste último es un administrador de empresas, hijo del conocido médico Eduardo Cuenca, viejo socio de nuestro Campestre de más de 40 años, actualmente el afectado trabaja en la Dirección Nacional de Planeación en Bogotá..

La verdad la pelea del ‘Minero’ o el ‘Llanero’ como le dicen al señor Herrera fue con Mariño, pero al final el más golpeado y a quien sacaron del Club resultó siendo Cuenca. Lo que pasó ocurrió así:

Los esposos Andrés Eduardo Cuenca y Alexandra Rocha llegaron al Campestre a las 11 de la mañana. Estuvieron en piscina, almorzaron y a las 2:30 de la tarde se fueron a la Plaza de Toros a coger puesto a la becerrada.

Casualmente este año colocaron allí unos palcos en madera al lado de las gradas de cemento y ellos se ubicaron junto a Mariño y a su esposa Carolina Polanco, Pedro Serrano y miembros de la familia Albarelo y, entre otros, el suscrito.

Se hicieron en las últimas gradas cerca de un árbol de guayabo. El inicio del evento tardó unos minutos y a eso súmele que lloviznó.

El domingo había mucha gente que no era socia. Había un gentío impresionante. Era la primera vez que se permitía a cada socio llevar dos invitados, entonces los que estuvieron el sábado en la noche repitieron con la misma manilla al otro día.

De repente apareció en escena de la becerrada, de camisa color naranja, Rafael Herrera con unos niños a los que quiso ubicar al lado de los antes mencionados pero la verdad había muy poco espacio.

Herrera tuvo unas voces con Mariño y Cuenca, todos nos dimos cuenta; además el dueño de la mina les tumbó con las manos unos envases de cerveza que este grupo tenía allí en la parte alta del maderamen.

Óscar y Andrés le respondieron que respetara, que no fuera grosero, que allí había niños. Aunque fueron segundos de tensión, no pasó a mayores. El Llanero y los pelaos se acomodaron como pudieron y la becerrada transcurrió con aparente normalidad.

No obstante, al final Mariño fue al baño y al regresar le dijo a su esposa y al grupo de amigos que el señor Herrera lo había señalado y le hizo con su cara y manos una mueca como queriendo decir “nos vemos más tarde y me las paga”.

Después del show taurino todos nos trasladamos al salón Fundadores para disfrutar supuestamente del resto de la velada. Y no había arrancado ni siquiera la primera tanda de la orquesta cuando se presentó el problema.

Rafael Herrera se acomodó en una mesa de unas veinte personas, entre los que se contaban Juan Pablo Rodríguez, Carolina Zúñiga, Alfredo Murra Jr, David Betancourth, Alfonso ‘Coco’ Carrero y Juan Camilo Narváez.

El señor Mariño ingresó a un baño pequeño y detrás de él entraron Herrera y otro hombre quienes se agarraron al interior del baño. Posteriormente entró al lavado Andrés Cuenca a defender a Mariño y ya la pelotera se hizo mayor.

A esa altura, apareció en el Salón una señora, esposa del minero Herrera, gritando que su marido estaba enfermo y que unos tipos lo estaban matando en el baño.

Acto seguido el resto de acompañantes de la mesa grande donde departía inicialmente Herrera se pararon, en solidaridad, y tomaron partido en favor del gerente de la mina Gran Porvenir y contra Mariño y Cuenca.

Usted tiene razón cuando dice que treinta personas participaron en la riña colectiva. Creo que pudieron ser más. Pero le faltó decir que el hijo del presidente del Club, en estado de alicoramiento también estuvo en la pelea. Varios socios le hicimos el reclamo por ello al doctor Cardozo.

Finalmente, después que le pegaron a Mariño y reventaron a Cuenca, la Policía llegó pero las directivas del Club le impidieron ingresar al salón Fundadores, como pedían los dos amigos golpeados, con el argumento de que había personas en estado de embriaguez y que se podía armar un problema mayor.

Al señor Cuenca lo sacaron, lo atendieron en una ambulancia, lo revisaron y posteriormente personal de seguridad lo retiró de las instalaciones.

Después se presentaron pequeños altercados entre amigos y familiares de los bandos enfrentados pero afortunadamente todo fue controlado.

Quiero que publiques que últimamente no están funcionando los filtros en el Club Campestre para evitar que se nos cuele gente de dudosa ortografía o reputación. Por ejemplo nosotros no asistimos a la fiesta del sábado y supimos que muchos socios tampoco lo hicieron por lo mismo, porque no nos gustaron los artistas y nos pareció que se le abrieron las puertas se Club a todo el mundo. Quisimos ir a la programación del domingo a vivir un rato de esparcimiento con nuestras familias pero como lo pudiste informar, no fue posible. Te agradezco la atención prestada y te encargo no divulgar la fuente…” 

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