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Agustín Angarita - imagen de archivo
28 Abr 2017 08:08 AM

¿Qué hacer con los abusadores sexuales?

Alerta
Tolima

El secuestro, abuso sexual y asesinato de Yuliana Samboní, sumado a la muerte de Sarita Salazar, la niña de 3 años abusada y violentada en la zona rural de Armero, han generado  múltiples sentimientos de indignación y puesto en el debate público el endurecimiento de penas, la cadena perpetua, la pena de muerte y/o la castración química para los abusadores sexuales de menores. El tema merece un análisis depurado más que el simple desfogue de sentimientos vengativos y reclamadores de justicia.

  1. Realidad en cifras.

En Forensis, publicación de Medicina Legal sobre abuso sexual de menores, muestra un promedio de 50 niños diarios abusados en el país. La falta de denuncia es muy alta, debido al temor a la estigmatización o amenazas de los abusadores. Solo hasta octubre de 2016, se registraron 17.711 casos de agresión sexual. De estos, 15.237 correspondían a agresiones a menores, especialmente niñas y adolescentes. 2.014 casos ocurrieron en menores de 4 años; 4.153 en niños y niñas entre 5 y 10 años y 7.012 casos en menores entre 10 y 14 años.

En 2015 se registraron 19.181 casos. Los principales agresores están dentro del círculo familiar: padres, padrastros, tíos, conocidos cercanos y amigos. Así mismo, fueron asesinados 917 menores de 17 años. Hasta octubre del 2016 han sido asesinados 586 niños.

Una sociedad que abusa o permite el abuso de casi 20 mil menores cada año tiene que ser una sociedad enferma a la que hay que tratar de manera urgente. Una sociedad que no respeta ni cuida a sus niños, niñas y adolescentes está carcomida desde sus cimientos. Una sociedad que no le cree a los niños por defender adultos violadores está moralmente deformada.

  1. Aumento de penas.

Ante un abuso sexual de menores no faltan los políticos que para cautivar votos y granjearse reconocimientos electorales de ciudadanos indignados proponen el endurecimiento de las penas, la pena de muerte, la cadena perpetua o la castración de los abusadores de menores. Desde la década de los 80 se han sextuplicado la duración de las penas contra los abusadores de menores sin que el delito haya disminuido. Al contrario, va en aumento. A esto se suma la impunidad penal de alrededor del 90% por inoperancia de la justicia y el hacinamiento carcelario. De que sirven mayores y drásticas penas si la justicia no opera ni el delito se controla. Esto no quiere decir que los criminales no deban ser castigados duramente. Claro que sí. Lo que se plantea es que aumentar las penas por sí solas no son el camino para controlar este flagelo contra menores.

  1. Realidad en las Instituciones educativas.

En las Instituciones educativas son pan de cada día los problemas con niños, niñas y adolescentes que son considerados desadaptados.

Son personas que desde edades muy tempranas sienten placer matoneando a sus compañeros, haciendo sufrir animales, agrediendo a sus condiscípulos e infringiendo normas escolares de convivencia.

Son mentirosos y manipuladores. Hacen trampa, gustan de apropiarse o esconder cosas ajenas y son violentos con sus compañeros. Su rendimiento académico es deficiente y su mala conducta e indisciplina los destaca. Su lenguaje es soez, altanero y desafiante. Les gustan los deportes de contacto y se destacan por su agresividad.

Es paradójico cómo reaccionan sus padres al ser informados de las malas andanzas de sus hijos: “El colegio fue quien le enseño a decir groserías, porque en la casa nunca es grosero, sino amable, gentil y hacendoso”. “En el colegio se la montan”. “Por ser muy inteligente se aburre en clase y por eso molesta a sus compañeros.” “Sus apreciaciones como coordinador son sesgadas y no entiende la educación democrática que se le da en casa.” “Nosotros -los padres- hemos enseñado en casa valores y principios desde pequeños, pero en esta institución los dejan hacer lo que les da la gana…”

Hay algunos docentes que no quieren matarse la cabeza con estos chicos. Por lo tanto, dejan hacer y endosan responsabilidades y acusan a los gobiernos porque les sustrajeron autoridad.

  1. Padres negligentes.

Existen padres que amenazan y agreden docentes, sin tela de juicio, solo empujados por las quejas de sus hijos que presumen justas. Si les recomiendan llevar a un Psicólogo o a un Psiquiatra a su hijo, ponen el grito en el cielo, porque reclaman que su muchacho no está loco ni demente. Muchos padres están convencidos que el colegio es una correccional donde corrigen lo que ellos dejaron de hacer en sus hogares. Estos muchachos desadaptados y no corregidos a tiempo por padres tolerantes y negligentes, pueden crecer como delincuentes y psicópatas en potencia…

Cada vez son más las parejas que creen que ser buenos padres es hacerles las tareas a sus hijos, allanarles y facilitarles el camino, colmarlos de regalos, comodidades y evitar toda posible necesidad. Esta actitud de los progenitores y la falta de necesidad en la que crecen sus hijos, los vuelve insensibles, irresponsables, respondones, irrespetuosos, groseros y violentos. La laxitud de sus padres, revestida de amor, va forjando el camino de la violencia intrafamiliar, la irresponsabilidad, la drogadicción, los crímenes sexuales y la delincuencia.

No todo padre es negligente, pero si muchos. No tienen tiempo para compartir con sus hijos. Piensan que lo indispensable es entregar dinero para sufragar gastos. No dialogan con sus hijos y ellos son socializados por las amorosas abuelas, los parches en la calle, la televisión, la internet, el celular o las pandillas del barrio. Muy pronto aprenden a consumir alcohol, drogas sicoactivas y tener sexo.

Los funcionarios del estado están más interesados en aprovechar su cuarto de hora, en cuanto a corrupción se refiere, que en prestar atención a este problema. Los programas estatales son puntuales, de bajo impacto, de alto costo y poco significativos…

  1. Sociedad que acepta el patriarcado.

La manera de conocer en Occidente, en la que se basa la escuela y la formación humana, es la cosificación de las personas. Se aprende a ver todo lo que existe fuera del individuo, como objetos a manipular, a controlar, a buscarle utilidad y beneficio. Mediante esta forma de conocer se aprende que la naturaleza es todo lo que nos rodea y que hay que sacarle el mayor provecho. ¿Por qué pensar en cuidarla? Los seres que existen en esa naturaleza, vivos y no vivos, son mirados como objetos para utilizar, manejar y controlar. Mujeres y niños, al ser parte de la naturaleza, serán para obtener beneficios y manipularlos. Esto niega la validez y dignidad de las personas al cosificarlas, y además, engendra alienación y violencia.

La sexualidad, que la sociedad aprende a disociar del respeto y del amor, se convierte en un objetivo. Ellas, alienadas por la sociedad de consumo, la acumulación y la ganancia, venden su cuerpo y sus caricias como rentables prepagos, e interiorizan que TENER es mejor que SER. Anhelan ser símbolos sexuales. Son más importantes los lujos que las virtudes, la apariencia que la esencia. Ellos quieren ser metrosexuales, asumen que el éxito es acumular dinero para rodearse de lujos, mujeres dispuestas y excesos frenéticos. Diomedes Díaz fue una muestra de sexo, mujeres, drogas, alcohol, irresponsabilidades y mucho talento.

El mercado capitalista se mueve por el sexo. Para vender cualquier cosa necesitan modelos (machos y hembras) hermosos, ligeros de ropa y en poses sugestivas. Cada día se lee menos y la deserción escolar crece. La carrera de modelaje tiene más pedido que las profesiones liberales de tradición. La cirugía plástica produce montañas de dinero porque los seres humanos inconformes quieren ser bellos a como dé lugar. No importan costos ni peligrosos riesgos.

El mundo del espectáculo no escapa a esta avidez por el sexo. Colombia es potencia latinoamericana en producción de cine porno. Mucha música carrilera, salsa catre, reggaetón y otras son ejemplos de la discriminación social, exclusión, cosificación de la mujer y del manejo ramplón de letras donde se hace referencia explícita al sexo. El escándalo del vídeo de Maluma y sus cuatro babys se refiere a esto. Claro que a él le importan más los 200 millones de reproducciones de su vídeo, que las quejas por las descaradas incitaciones sexuales de sus contenidos.

¿Si el sexo es lo que mueve los mercados, cómo se quiere que en una economía capitalista como la nuestra, los crímenes sexuales no sean comunes si hemos abonado diariamente el terreno para ello?

  1. Mojigatería de nuestra sociedad.

Esta es una sociedad mojigata, gazmoña, pacata. Vive de apariencias. Simula escandalizarse. Finge humildad y se ruboriza en falso. Son muchos los que van a cultos religiosos como mampara para esconder acciones deshonestas y tramposas; para ocultar su corrupción y embrollos morales. Fingen ser piadosos para ganar adeptos y atajos para sus fechorías.

A muchos les falta verdadera convicción y coherencia en sus creencias religiosas o políticas. Para ejemplo el presunto asesino de Yuliana Samboní, usa escapularios -seguramente bendecidos-  y ponía en su muro de Facebook reflexiones religiosas y morales. Una mujer fue recientemente secuestrada, violada, empalada que murió por las graves secuelas del brutal abuso sexual, solo sus familiares la lloraron.  Pocos se conmovieron. La justicia todavía anda tras las pistas de los agresores…

Pensar que pena de muerte, cadena perpetua o castración es la solución, es pensar que la fiebre está en las sábanas. La educación es el camino. Pero no es reciclando la urbanidad de Carreño ni reduciendo la educación sexual a vídeos. Tampoco con rosarios ni cultos religioso-. Es repensar toda la educación desde la biología del amor, desde la biología del respeto. Educación es formación humana y capacitación. La formación humana es educar para que el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes sea como personas capaces de crear con los otros espacios humanos para la convivencia social. Crear con los otros es co-crear para vivir feliz en comunidad.

Educar es formar niños y niñas que crezcan en hogares y escuelas en el autorrespeto y en el respeto por los otros. Que sean capaces de decir NO o decir SI desde sí mismos. Desde sus individualidades, identidades, seguridad y confianza en sí mismos. Individuos solidarios, alegres, colaboradores, respetuosos de sí mismos y de los otros, con conciencia social y ambiental para que puedan actuar en comunidad con responsabilidad y libertad.

La educación debe estar centrada en la formación humana no simplemente en mejorar las pruebas SABER o pruebas PISA. Educación con formación de calidad es un proceso de transformación en la convivencia en el respeto, en el amor, en el coemocionar coherente con la razón y la estética. El amor se refiere a conductas relacionales a través de las cuales el otro surge como legítimo para la convivencia con uno, y la agresión y la violencia son las conductas relacionales en las que el otro es negado y no aceptado para la convivencia con uno.

El niño, la niña o el adolescente que vive y aprende en el autorrespeto y el respeto por los otros, que vive, se emociona con los otros en la biología del amor y la noviolencia, es un ser humano auténtico, sin aparentar, que reflexiona, que valora su SER y entiende el TENER como una posibilidad para mejorar su SER tanto individual como colectivo. Un ser humano que se respeta y respeta, que reflexiona y reconoce sus errores para corregirlos, que asume responsabilidades personales, sociales y ambientales, es el ser humano que la educación está en mora de contribuir a construir. La biología del respeto necesita maestros, rectores y directivos docentes convencidos de ella, al igual que padres de familia y autoridades. Proteger nuestros niños, niñas y adolescentes, cuidar nuestros hijos, está en nuestras manos. De nadie más…

*Padre de familia, médico y docente universitario