¡Alivio! Eso es lo que sentimos las familias colombianas al ver que vuelven las acciones decididas para acabar con el flagelo que, no solo trunca la ilusión de progreso y desarrollo del país, sino que además amenaza la salud, seguridad y futuro de nuestros niños y jóvenes: la drogadicción. Como en una cacería de brujas y sin que pudiéramos actuar de manera contundente, los jíbaros, protegidos por la llamada ‘dosis mínima’ o ‘dosis de aprovisionamiento’, rondaban los entornos escolares a la espera de la inocencia de los menores para inducirlos en las drogas.Pero hoy, vuelve la esperanza de los colombianos para recuperar los entornos seguros, gracias al decreto firmado por el presidente Iván Duque que permite incautar cualquier cantidad de droga en las calles de nuestras ciudades. No podíamos continuar cómodos ni mucho menos complacientes, mirando cómo se incrementa el consumo de sustancias y lo que es más grave, a edades cada vez más tempranas. Cifras del Ministerio de Salud indican que, respecto a la marihuana, la edad promedio de entrada al consumo es de 14 años, con un alarmante dato adicional: este alucinógeno encabeza la lista de las sustancias narcóticas más fáciles de conseguir para los niños, con 37,3 % y la exposición aumenta a medida que los jóvenes van creciendo.