Tatty Umaña RCN
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Alerta Tolima
7 Oct 2022 10:25 AM

Cuando suenan las motosierras

Columnista
Invitado
Tatty Umaña nos deja una reflexión sobre lo que acontece con el Parque Centenario.

Despertar con el sonido de las motosierras se ha convertido en habitual, para quien vivimos en el Parque Centenario y sus alrededores, desde ese fatídico día de la última semana del mes  abril en el que,  por un mal manejo y la falta de “mantenimiento”, por llamarlo de alguna forma, un árbol cegó la vida de un hombre trabajador y padre de familia,  días después de la caída de dicho espécimen arbóreo de la especie Samán, sus cuatro compañeros de vida y vía fueron condenados cual cómplices de asesinato y aplicada pena de muerte, en este caso la tala. A pesar de eso, todo aquello que está vivo se manifiesta, de los troncos de los cinco samanes están, ya hace algunas semanas,  brotando nuevas ramas y eso que los súper especialistas del ente respectivo,  declararon que ‘los árboles estaban en estado de pudrición’,  que no deja de ser curioso, cuando de las rodajas mal cortadas de las ramas más altas aun brotaban, cual lágrimas,  gotas gruesas de vida,  savia viva y vital.

Más allá de lo molesto del sonido de las motosierras,  a mí, me genera estrés y angustia, pero dejando ese nimio malestar, el alma se queja cuando te das cuenta que ya no escuchas más que un indignado ‘pitufí’, canto de los “pitangus sulphuratus”, otrora desde las 4:30 a.m. además del murmullo de quienes salían a hacer deporte,  el trinar de cientos de especies distintas, era una gran melodía,  hoy en día,  cuando no hay motosierras sonando, es lejano y triste el trinar, cada vez menos.

 

El Parque Centenario se ve vacío cada vez más,  salir a caminar en las mañanas, antes me llenaba de energía, hoy me saca lágrimas, cada día que salgo veo un árbol menos y otros lastimados. Para cambiar mi panorama empecé a salir en la noche y ahora hay ratas desesperadas corriendo por todas partes, me refiero a roedores,  antes no se veían o al menos no estaban a simple vista. Ver una zarigüeya no era tan fácil y menos con sus crías, ahora van por ahí buscando refugio y como su aspecto no las ayuda la gente las rechaza,  las lastiman o en su desespero se cruzan las vías y pasan los carros sin verlas y ahí quedan. 

Entre quienes caminamos, el rumor de adoquinado de la ruta,  nos empieza a hacer buscar una alternativa para cuando ello suceda,  el adoquín no es recomendable para la realización de actividad física,  esa ruta necesita como mínimo un reparcheo o en su defecto una buena asfaltada eficiente.  En cuanto a la Concha Acústica, lógicamente necesita reparaciones; tanto como el permanente y terrible reguero de agua que proviene de la vetusta instalación hidráulica del edificio dónde hoy en día funciona la Secretaría de Cultura Municipal y la Biblioteca Soledad Rengifo; y que no decir de ese “canal o espejo de agua” que desde siempre ha sido un nido de vectores biológicos.

El Parque Centenario no necesitaba de ninguna “Operación”,  con buen manejo silvicultural, programado y constante, lavado contante de escaleras y demás, reparaciones que se vienen clamando hace rato, erradicar los focos de venta de estupefacientes, las salidas rápidas para los delincuentes,  o sea más presencia de la autoridad, dejar a los empresarios que han creído en el Parque y que tienen sus negocios con el cumplimiento de la norma, desarrollar su actividad sin acoso,  este sería un mejor espacio.
 

Puedo contar con los dedos de mis manos y me sobran varios, quienes son las personas que se echaron al hombro la defensa de este, que debería ser un santuario, desde la Red de Samanes, son siempre los mismos y les estoy profundamente agradecida, porque se han arriesgado mucho por la defensa. Pero he reclamado, más acciones a quienes se han proclamado siempre defensores del medio ambiente,  del agua,  del territorio,  porque los noto ausentes, espero que no sea por aquello que están estrenando gobierno y estén cansados del esfuerzo que eso les conllevó. 

Ahora la tarea es inmensa, ¿Cuándo recuperar toda esa naturaleza masacrada? ¿Volverán las aves algún día? Y ¿Las abejas sin aguijón volverán a tener sus colmenas aquí? ¿Algún día el terraplén de la diez volverá a tener el frescor que los samanes le proporcionaban? Suelo ser la más optimista,  pero frente a esto cada pierdo más y más la esperanza de recuperar este maravilloso pulmón en medio de la ciudad.

*La información publicada por los columnistas así como su opinión, posición política y apreciaciones en los temas que trata son de su absoluta responsabilidad y no comprometen de manera alguna AlertaTolima.com o a RCN Radio en General.

Fuente
Alerta Tolima