“Podríamos estar abriendo la puerta a la primera dictadura del siglo XXI”: gobernadora lanza advertencia

El contexto político no pasó desapercibido. En medio del público se encontraban figuras de orillas partidistas opuestas, como el representante a la Cámara por el Tolima, Carlos Edward Osorio, del partido Centro Democrático, y la excongresista Olga Beatriz González, del Partido Liberal. Matiz aprovechó este escenario para enviar un mensaje de unidad, haciendo un llamado a dejar de lado los tintes políticos cuando se trata del bienestar del país.

“Hoy no hay colores ni banderas. Hoy está el Tolima unido, desde Bogotá, mostrando su cultura, pero también alzando la voz frente al silencio que se siente desde el Gobierno Central. Las regiones estamos llamadas a gobernar con responsabilidad, con sentido de país, sin someternos a intereses que pueden poner en riesgo nuestra democracia”, expresó.

El discurso, aunque enmarcado dentro de un evento cultural, tuvo un marcado componente político. Las palabras de la gobernadora se dan en un momento clave para el país, cuando el presidente Petro ha insistido en avanzar hacia una consulta popular para respaldar sus reformas, mientras se denuncian presuntas presiones institucionales y un creciente clima de confrontación entre el Ejecutivo y otros poderes del Estado.

Para analistas políticos, el mensaje de Matiz no solo refleja una postura de oposición moderada desde lo regional, sino que también posiciona al Tolima como una voz crítica dentro del actual panorama nacional. La advertencia sobre un posible "autogolpe" y el surgimiento de una dictadura no es menor, especialmente cuando proviene de una figura institucional en un espacio público y con la presencia de distintos sectores políticos.

La elección de Bogotá como sede para el lanzamiento del Festival también ha generado debates. Para algunos sectores, sacar el evento de su lugar tradicional en Ibagué podría leerse como una forma de ampliar el alcance del folclor tolimense hacia otros públicos, mientras que para otros es una decisión simbólica que sugiere una estrategia de visibilidad con tinte político.

A pesar del debate, el evento cumplió su objetivo cultural: promover el Festival Folclórico Colombiano, una de las fiestas más importantes del calendario nacional, que cada año reúne a delegaciones de todo el país y del exterior, celebrando la música, la danza y las tradiciones ancestrales del Tolima y otras regiones de Colombia.

Pero sin duda, lo que quedó como eco de la jornada fue el mensaje político. Las palabras de la gobernadora, su tono firme y la mención directa a riesgos democráticos marcaron la agenda de un evento que iba más allá de lo cultural.

Ahora, con la cuenta regresiva para el Festival ya en marcha, la atención no sólo estará puesta en los desfiles, reinados y muestras folclóricas, sino también en cómo las regiones como el Tolima están asumiendo un rol cada vez más activo y protagónico en los debates sobre el rumbo del país.

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