7 Mar 2017 04:55 PM

Muerte a la mula…el asunto Chino

Alerta
Tolima

Con la muerte de un compatriota en China por el delito de narcotráfico, se activó en el país emociones sobre las denominadas mulas: personas que transportan alcaloides desde Colombia a otros partes del mundo.

Ser mula del narcotráfico puede llegar a tener distintas consecuencias, dependiendo de si los descubren o no, como también las leyes que rigen en el país donde se hallen.

La noticia de la que se ocuparon todos los medios de comunicación la semana pasada fue tan significativa, simple y llanamente porque nos lastima como colombianos que una persona con la cual podemos asociar a un familiar pudo haber tenido tan trágico final.

Sin embargo es preciso decir que en la República Popular de China, así como lo expresó su gobierno por intermedio del vocero de relaciones exteriores “las leyes locales son aplicadas por igual a chinos y extranjeros” China tiene más de 1.300 millones de habitantes, no es una democracia y tiene un sistema judicial extremadamente rígido donde las leyes son cumplidas por todos y cada uno de sus ciudadanos porque si no fuese así, simplemente sería un país ingobernable.

Allá cualquier persona; anciano, mujer o niño, puede transitar libremente y sin ninguna intranquilidad, libres de comportamientos antisociales que vemos en Colombia como el asalto a mano armada, vandalismo juvenil, fleteo, sicarios o sencillamente bullying callejero, ya que todos entienden que las leyes son para respetarlas, porque si no fuese así el gran Leviatán; el poderoso estado y sus instituciones, las cuales están bien dotadas de armamentos jurídicos como equipos materiales, las hacen cumplir para que todos vean que se puede confiar en el sistema.

No debemos esperar que China se comporte como cualquier otro país del mundo.

Primero hay que deducir que si bien nosotros, con nuestras nociones democráticas, liberales y cristianos teorizamos que ellos son unos bárbaros quienes no comparten lo que el mundo occidental ha propuesto como “principios universales” y “derechos fundamentales”, asimismo convendríamos concebir que ellos, los Chinos, tienen sus propios principios cardinales que gobiernan su “civilización oriental”

El gran filósofo Chino Confucio, quien vivió unos 500 años antes de Cristo, les instruyó que la humana conducta y el respeto por el estado, la jerarquía, la tolerancia y los mayores deben ser las metas del pueblo Chino. Estas instrucciones han atravesado fronteras, naciones y pueblos de Asia.

La clave para una vida “armónica”, se fundamenta en la obediencia, para el beneficio de todos. Por eso la civilización china, el tronco de la civilización oriental, ha podido estar dominante por más de 5000 años ininterrumpidos.
“Puede imaginar usted China como una democracia al modo Occidental?” Esa fue la pregunta que me hizo un profesor de ese país con quien mantuve una conversación sobre el modelo de gobierno Chino en el año 2006, cuando vivía y trabajaba como profesor universitario en Beijing.

Como muestra les coloco el aviso que recibe cada ciudadano forastero que visita Singapur; país pequeño del Sudeste Asiático, rico y desarrollado, ex colonia Británica y por lo tanto muy occidentalizado, pero con gran mayoría de pobladores de ascendencia China, la cual revela que será aplicada la punición de muerte a cualquiera sujeto que se le halle drogas en su bagaje.

Lo más sugestivo de toda esta proclama es que no hay autoridad en la tierra que hagan cambiar los resultados de traficar sustancias en ese país.

Hace poco leí en un artículo de un diario local en el cual se decía que la cámara de representantes había solicitado al gobierno chino parar la ejecución de colombianos. Los que conocen el sistema Chino y la cultura oriental saben que ni los líderes de grandes potencias occidentales han tenido el más mínimo éxito en tales apelaciones.

Sino pregúntenles a los gobernantes de Inglaterra, Australia, Japón, Corea o Brasil.