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Mauricio Vargas - Columnista de El Tiempo
7 Mayo 2018 08:08 AM

La Ventana Indiscreta: De encuestas, predicciones y columnistas

Alerta
Tolima

En anterior columna, comentamos el desespero de algunos candidatos y sus agresivos corifeos, por los resultados de sucesivas encuestas, realizadas por diferentes firmas, de idoneidad técnica y reconocida honradez. Si todas las encuestas y sondeos de diverso origen, publicados por distintos medios, arrojan cifras muy similares, resulta imposible atribuirles sesgos de mala fe o acomodos enderezados a mostrar una realidad distinta a la que se percibe por los votantes.

Es la misma tragedia de los perdedores de los partidos de fútbol que resuelven atribuirle al árbitro los goles que les metieron o que dejaron de meter en un partido. Lo curioso es que, en el caso del candidato Vargas y de su partido Cambio Radical, cuando la empresa Cifras y Conceptos del pronosticador César Caballero les pinta un panorama ilusorio, lo reenvían por todos los medios posibles, como un augurio de que su candidato puede dar un salto mortal del cuarto lugar, en el que está estatificado, al segundo lugar, pasando por sobre la cabeza de un Fajardo en lento pero continuo crecimiento, y de Petro posicionado en todos los sondeos en un segundo lugar a 10 o 13 puntos del puntero y ganador de todas las muestras de opinión, el candidato Iván Duque. Como quien dice, si las encuestas no nos sirven jalémosle a los pronósticos y a las proyecciones, disfrazando la realidad a ver si con esto se engaña a incautos.

Esto de ponerle la careta de encuesta, a un pronóstico de pitonisa, con bola de cristal en mano, del señor Caballero, raya en lo penal, convirtiéndose en un posible engaño al elector. De ahí que nos parece pertinente la reacción de varios senadores de la república, solicitando una urgente investigación al Consejo Nacional Electoral para ponerle fin a este tipo de desmanes que sólo pretenden, además de manipular a sectores ingenuos de la opinión, consolar al candidato de sus predilecciones, en este caso al doctor Vargas Lleras, con su dramático estancamiento en las encuestas, momificado en un 6% en todas ellas.

Igualmente, curiosa resulta la postura de algunos columnistas, como María Isabel Rueda, estridente opinadora, quien, con desenfado en su homilía dominical, donde pontifica con insoportable aire de superioridad, afirma que "no tendría la más mínima duda de votar por Iván Duque en la primera vuelta, por una razón principal: su extraordinaria calidad humana". Y a reglón seguido, dice que va a votar por Vargas, porque cree que le llegó la hora, afirmación incomprensible y contradictoria.

Por el contrario el columnista Mauricio Vargas, que está dando ejemplo de su capacidad de análisis, independiente, exento de compromisos secretos o de odios públicos, coincide también por lo dicho varias veces en esta columna, que la maquinaria de la que tanto se ufanan Vargas y sus seguidores, funciona aceitada por dinero, puestos y contratos en la elección de congresistas, pero ha fallado históricamente, siempre, cuando se trata de elecciones presidenciales, cuando los electores se liberan y se rebelan de las ordenes y los compromisos de los caciques y la desgastada y desacreditada clase política tradicional. Coincide plenamente con lo expresado en esta ventana indiscreta, en anteriores análisis, cuando afirma "es cierto que Vargas se le ha pegado la crema y nata de la mermelada Santista. ¿Pero qué tanto pesa la maquinaria en las presidenciales? Hagamos historia. En 1982 Belisario Betancourt ganaba las encuestas, pero Alfonso López tenía la maquinaria, y algunos analistas decían que por eso López ganaría y triunfó Belisario. En la consulta liberal de 1990 que fue la verdadera presidencial de ese año, Duran Dussán tenía la maquinaria, pero las encuestas decían que ganaba Gaviria, algo que muchos dudaban, y por la maquinaria daban por favorito a Durán y, sin embargo, ganó Gaviria. Para la segunda vuelta del 98, Andrés Pastrana ganaba las encuestas, pero Horacio Serpa tenía toda la maquinaria y era visto, como ganador. Triunfó Pastrana. En 2002 Serpa seguía con la maquinaria de su lado, pero perdía en las encuestas contra Uribe, quien a la postre ganó (...) una cosa es que la maquinaria pueda resolver un empate como ocurrió cuando Santos y Zuluaga y otra muy distinta, que consiga subir a Vargas del 6% o menos al 25% o más que necesita para poder pasar a segunda vuelta.

Coletilla: Duque en la Tierra de sus ancestros.

Este fin de semana, y a pocos días de las cruciales elecciones del 27 de mayo, regresa el candidato victorioso Iván Duque a la tierra del Tolima, tan significativa para el por sus hondas raíces enclavadas en la historia de la Política de nuestra tierra. Orgullosamente tolimense, su bisabuelo Adolfo Márquez Villegas fue, al lado de Daniel Camacho Angarita el jefe del debate del plebiscito del 1 de diciembre de 1957 que dio inicio, después de un largo periodo de violencia partidista, a la reconciliación y a las instituciones del frente nacional.

El abuelo de Duque, Hernando Márquez Arbeláez, abogado e historiador, fue concejal de Ibagué y presidente del cabildo en representación del partido liberar en 1958, cuando pasada la dictadura se iniciaron las corporaciones públicas de elección popular que remplazaron los funestos concejos administrativos de Rojas Pinilla. La bisabuela de Duque, doña Luz Caicedo de Tono, además de liberal de estirpe, de convicciones y de entusiasmo, estuvo vinculada, al lado de Amina Melendro de Pulecio, a la obra del conservatorio de música del Tolima, con devoción admirable.  La abuela de Duque, Stella Tono de Márquez y su madre Juliana Márquez Tono, ambas ibaguereñas entrañables, querendonas de la ciudad de la música, de este irrepetible "solar abierto al mundo".

Por todos estos motivos históricos, Iván Duque tiene un nexo fuerte y sólido con el Tolima y sus gentes, por sus antepasados, como lo tiene con Antioquia, la grande, por la sangre y la trayectoria brillante de su padre Iván Duque Escobar, quien en representación de la raza de la montaña fue gobernador, embajador y ministro de Estado, y dejó una huella imborrable de honradez y de servicio a su tierra y a su patria.