4 Abr 2017 06:17 PM

La posverdad y… el discurso político!

Alerta
Tolima

En estos días de temporada pre electoral y perpetuo enfrentamiento entre el gobierno y oposición, y analizando los pronunciamientos de actores de la política colombiana y regional, donde el constante bombardeo de noticias falsas por parte y parte, junto a la cascada de comentarios repetitivos de ambos bandos, me llevaron a pensar como observador y consumidor de noticias político-administrativas que estamos: primero, haciéndole daño al país. Y segundo, que estamos sujetos a demagogos que buscan en nombre de sus propias verdades mantener vigencia política por medio de discursos llenos de posverdades.

 

El pasado primero de Abril muchos colombianos salieron a marchar en contra de la corrupción. Millones, para los que la organizaron; decenas para quienes no estaban de acuerdo con esa protesta. Una posverdad en sí mismo.
Obviamente el pensar que otras personas son corruptas y nosotros no, es una de esas verdades que sabemos no son ciertas. Mientras que un bando salió a decir que marchaban por la corrupción de este gobierno: porque el presidente fue elegido con la plata de una multinacional para comprar 2 millones de afiches; porque entraron 12 millones de dólares de la mafia a la campaña presidencial de Santos; porque se le entrego el país a la guerrilla y muchas otras verdades propias.
Sin embargo los oficialistas no se quedaron atrás y exponían sus propias “verdades”: que lo irónico de esta marcha contra la corrupción era que la promovían los más infectos; que un destituido procurador, reelegido ilegítimamente, no podía ser un abanderado de la lucha anticorrupción; que muchos ministros del gobierno pasado están huyendo o están presos por deshonestos.
En fin, entramos a un periodo de constantes mentiras, o verdades a medias en contexto, para obtener el mando a toda costa, diciendo lo que primero se nos ocurra para poder ganar puntos con nuestros seguidores y/o hacerle daño a nuestros opositores.
Miremos lo que sucedió el pasado sábado en Montería donde un senador de la república por el partido Centro Democrático hizo un pronunciamiento donde aseguraba que la mayor causa de la tragedia de Mocoa fue un depósito de dinamita perteneciente a las FARC. Por Dios!!
Y remató su discurso político con una frase célebre de “mentiras verdaderas” o posverdad, del presidente de la republica cuando apunta; “no hay tal paz como dice Juan Manuel Santos” refiriéndose al episodio cuando el país vivía el paro agrario y el mandatario negó la existencia de este.
Pero lo más curioso es que estas “mentiras verdaderas” las utilizan con tanta facilidad que cuando estos personajes hablan en público o hacen campaña pareciera que fueran auténticos oradores. Aquí en el Tolima tenemos como ejemplo políticos sin otra arenga más que repetir lo que a su parecer son verdades sin preocuparles que muchas de ellas han sido claramente desvirtuadas.
Lo más notable de estas personas es que utilizan palabras tan forzadas tales como “con orgullo patriótico”, “me duele en el alma”, “me acabo de enterar”, “de corazón les digo”, “hay que salvar la patria.”. No está mal utilizar estas frases, lo que está mal es que las utilicen para decir una posverdad.
Lo más chévere de todo esto es que hay verdades que son mucho más interesantes pero que tal vez no son tan creíbles. Los acercamientos y maniobras políticas de los diferentes grupos políticos del Tolima de cara a las próximas elecciones son verdades verdaderas, si me permiten repetir la palabra, pero que pareciesen mentiras si observamos cómo fueron las elecciones pasadas.
En resumen podemos concluir que en la política todo es mentira para algunos mientras que todo es verdad para otros. Mentiras y verdades: POSVERDADES.