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Ricardo Ferro - Imagen de archivo
7 Mayo 2018 08:51 AM

Ibagué, segundo fracaso en línea del petrismo

Alerta
Tolima

Se repite una vez más la fórmula del populismo: llegar al poder haciendo anuncios mesiánicos, una vez en el gobierno continuar haciendo anuncios y más anuncios hasta que se agote la paciencia de la ciudadanía y de ahí en adelante acudir a excusas de todo tipo para justificar la inoperancia, falta de gestión y lo más grave, las mentiras que sirvieron de plataforma para convencer electores.

Esta vez la víctima del populismo fue Ibagué. Lo inconcebible es que los victimarios hayan sido los mismos que cuatro años atrás gobernaron Bogotá.

Precisamente esta semana el burgomaestre de los ibaguereños y otrora secretario de gobierno y de salud de Gustavo Petro en la mal recordada ‘Bogotá humana’, salió a los medios para ‘bajarse del bus’ de las obras en la capital tolimense.

Y es que Jaramillo comenzó a sentir que la ciudadanía ya no le está comiendo cuento a sus anuncios, porque el tiempo de hacerlos se acabó y lamentablemente para Ibagué las obras más importantes que ha realizado a la fecha son los avisos publicitarios (no institucionales) con los que pretendió inundar el espacio público de la ciudad.

Es decir, que ya no habrá carrera trece, ni viaductos, ni escenarios deportivos, ni acueducto complementario, ni circunvalar, ni cable aéreo, ni tranvía, ni nada. Nos tocará conformarnos con el cemento, el ladrillo, el hierro y la pintura que se despilfarró en avisos como el que se encuentra frente al terminal de transportes.

Y mientras todo esto sucede, se escucha la voz de un concejal en una emisora local, que solicita con angustia a los demás cabildantes que no vayan a permitir que se menoscabe el patrimonio de los ibaguereños autorizándole al ineficiente alcalde, que enajene algunos inmuebles, como el denominado “Can de la Pola” y otro más en la milla de oro frente al centro comercial Multicentro.

Vamos a ver, llevan dos años y medio ejecutando a dedo casi la totalidad del presupuesto, endeudando al municipio y al propio Ibal, aumentando impuestos, incluido el escandaloso predial, para que ahora nos vayan a salir con que la misma persona que tiene un proceso en la fiscalía por firmar una escritura con un familiar fallecido, otro por contratar un alumbrado navideño por más de mil seiscientos millones con la Corporación Festival Folclórico, ahora está preocupado por dejarle recursos al próximo alcalde.

Lo cierto es que Petrismo fracasó en Bogotá y ahora está fracasando en Ibagué. En ambos casos, los burgomaestres llegaron al poder sucediendo a gobernantes corruptos que terminaron en la cárcel. Pero también en ambos casos, las administraciones no solo han sido lerdas e ineficientes, sino que están envueltas en escándalos de corrupción similares a los de sus predecesores. Claro que, si queremos darnos una vuelta por el vecindario para encontrar otros ejemplos, podemos mirar lo sucedido con los Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, Chaves y Maduro en Venezuela.

En fin, desastroso lo del Petrismo en Bogotá, imperdonable que se repitiera la historia en Ibagué, y por lo mismo, no hay justificación alguna para que con semejantes resultados, ahora el Petrismo esté pretendiendo gobernar a Colombia.