BN-JhonFerleyAmaya.jpg
Jhon Ferley Amaya - imagen suministrada
3 Abr 2017 01:22 PM

El juicio en las calles del primero de abril

Alerta
Tolima

El pasado primero de abril Colombia sentó de nuevo un precedente, tan importante como la victoria en las urnas de la primer vuelta presidencial donde indiscutiblemente ganó el ex candidato del Centro Democrático Oscar Iván Zuluaga, o como la inesperada victoria del NO en el Plebiscito del pasado dos de octubre del 2016; ambas con el mismo significado, rechazar el Gobierno y las políticas de Juan Manuel Santos. Colombia entera acudió a las calles a decirle al Presidente de Colombia ¡RENUNCIE YA!

Ibagué, al igual que las ciudades más importantes del país, no podía mantenerse aislada o ser ajena a las demandas de los ciudadanos inconformes, por eso, los vecinos y transeúntes del céntrico sector de la Carrera Tercera entre Calles 10 y 19, fueron testigos de la multitudinaria manifestación en rechazo al Gobierno corrupto del premio Nobel de Paz.

Y es que no era para menos, un gobierno que ha demostrado su capacidad desproporcionada para desconocer la voluntad popular y democrática del pueblo Colombiano, que se burla descaradamente de los mecanismos de participación ciudadana y con ellos, de la Constitución, como sucedió con la victoria del NO en el plebiscito, o como al parecer pretenden hacer con la consulta popular minera de Cajamarca; un gobierno que ha aumentado la centralización en contravía del Estado Social de Derecho que propende por la descentralización y la autonomía de los entes territoriales; un gobierno donde ya está comprobado, logró llegar a la Casa de Nariño a través del repudiado camino de la corrupción, violando el ordenamiento jurídico, financiando su campaña con dineros extranjeros de la multinacional brasileña ODEBRECTH, para luego favorecerla a través de concesiones multimillonarias para obras de infraestructura en el País; un gobierno en el que la corrupción desbordada de sus instituciones se ha convertido en el pan de cada día; un gobierno que de manera miserable, le dice a los Colombianos que se deja de ser pobre cuando ganan doscientos cuarenta mil pesos al mes y que adicional, aumenta su carga tributaria con más y mayores impuestos; un gobierno que premió al terrorismo despiadado de las FARC con curules gratis en el Congreso de la República, con sueldos superiores  de un millón ochocientos mil pesos, con becas en el extranjero; un gobierno que jugó con la esperanza de los Colombianos al venderles la idea de una falsa paz, a cambio de réditos económicos y jurídicos al terrorismo, un gobierno que permite la incursión militar de fuerzas venezolanas al territorio nacional, sin que esto tenga sanciones proporcionales al daño causado; un gobierno así, donde pululan las razones de inconformismo y rechazo,  no merece menos que la indignación de sus ciudadanos en todos los sentidos.

Por todo esto, el precedente del primero de abril, se convierte casi que en un mandato popular, que logra poner en evidencia, un gobierno que carece del respaldo popular, que ya no cuenta con la aprobación de sus gobernados, un gobierno que con el pasar de los días, aumenta su deslegitimación, su mala imagen y desaprobación, un gobierno que ya no merece seguir en el poder; por eso, el primero de abril, al unísono los colombianos y en especial los ibaguereños y tolimenses, adelantaron un juicio y declararon indigno a su primer mandatario, adelantaron lo inminente en el 2018, ponerle fin a ocho años de mal gobierno, con la esperanza de ver, a partir de ese futuro no muy lejano, una Colombia Distinta.